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Actualizado: 26 de junio de 2025
Yo he tenido unos quince o veinte lances desde que dejé el servicio, y algunos, en verdad, bien desgraciados para mis adversarios; y, sin embargo, ¿habéis leído mi nombre alguna vez en la Gaceta de los Tribunales?
Las historias están conformes en asegurar que D. Benigno, después de decir «¡oh, pierna!» lanzó un gran suspiro y se durmió como un santo. A la mañana siguiente tenía la cabeza despejada, el humor alegre. Lo primero que leyó cuando le trajeron la Gaceta fue el decreto convocando a la Nación en Cortes a la usanza antigua, para jurar a la princesa Isabel, por heredera de la corona de ambos mundos.
El gobierno, queriendo ocultarlo, publicó en la Gaceta un parte, que solamente hablaba de pequeñas partidas alzadas en Galicia; pero los periódicos, suplementos y extraordinarios dieron la voz de alarma; con lo cual la sorpresa de la corte fue tan grande como inconcebible estaba siendo su apatía.
Llevóle el procurador una Gaceta, al cual periódico estaba suscrito en unión de otros compañeros de la curia, aconsejándole que desde aquel día la leyese siempre, cuidando él de proporcionársela, pues le convenía estar al tanto de los decretos del Gobierno por si se hallaba con alguno á que se pudiese agarrar para su pleito; no porque dudase de la inteligencia y celo de su abogado, sino porque éste había citado, más de una vez, disposiciones derogadas medio siglo hacía, y pasado en silencio otras más recientes que favorecían la causa del mayorazgo.
Mandó a Pepe que colocara en la pared una carta geográfica de toda la parte superior de España y, a cada parte de la Gaceta, a cada nueva de lo que ocurría en los campos de batalla, iba marcando los lugares ganados o perdidos por los soldados del ejército liberal o las huestes del Pretendiente, con lo cual Tirso hallaba justificado motivo para comentar noticias, atenuar triunfos y exagerar derrotas, según quien salía victorioso.
Aquí se habla de la muerte de Josef Napoleón, de los varios partidos que dividen la Francia y de la sublevación del Rosellón. Si estas noticias salen ciertas, podemos asegurar que llegó ya el día de la venganza y de la libertad de España.» Vienen muy satisfactorios estos dos números de la Gaceta dijo Amaranta. Ya sabía yo todo eso afirmó con aplomo el Marqués . ¡Pero qué veo, santos cielos!
Déjate ahora de papelotes, papá; Pepe y Millán traerán noticias. Bueno, hija, bueno; pero al menos léeme los partes tomados de la Gaceta, aunque esa no dice nunca la verdad. Leocadia cogió el periódico y, aproximándose a la luz, leyó así: «MINISTERIO DE LA GUERRA. Extracto de los despachos telegráficos recibidos en este Ministerio hasta la madrugada de hoy: »Cataluña.
Así nacen y se van perpetuando en un catolicismo hosco, agresivo, intolerante, generaciones y generaciones de españoles. En un pueblo así, ¿cómo es posible realizar desde la Gaceta un cambio tan radical como el que supone el asunto, hoy estudiado por el gobierno, de las Congregaciones?
Ya había conseguido que la mina saliese a subasta con todos sus accesorios de montes y pertenencias. En la Gaceta se había insertado el anuncio. La compañía para comprarla estaba ya formada. Pero entre los socios había desavenencia. La diferencia en la tasación de una a otra forma, era enorme.
Modesto se distinguió allí por su valor y serenidad, en términos que mereció una cruz y los mayores elogios de sus jefes. Su nombre lució en La Gaceta como un meteoro, para hundirse después en la eterna oscuridad.
Palabra del Dia
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