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Patina Santa era el gran sacerdote de uno de los dos templos del placer que existían en Sarrió. De vez en cuando salía por las aldeas comarcanas y traía las sacerdotisas que le hacían falta, que nunca pasaban de cuatro. No había más gabinetes, y eso que dormían de dos en dos.

En fin, desde las cinco ó las seis de la tarde las gentes comienzan á afluir hácia la Casa de conversacion, inmenso y magnífico edificio que sirve al mismo tiempo de café, casa de juego, local de gabinetes de lectura y templo de Terpsícore, Talía y otras musas.

Firme ya en su propósito, comenzó a estudiar su papel, escribiendo a ratos y buscando en otros los gabinetes más solitarios de la casa, para manotear a su gusto y ensayar posturas interesantes delante de un espejo y detrás de una silla, en cuyo respaldo apoyaba sus manos para imitar en lo posible la posición que ocuparía en el Congreso el día en que hablara.

Cuéntanse algunas estatuas dedicadas á la Virgen, lo cual me llamó bastante la atencion, pues solo en Italia las habia visto. En Munich abundan los gabinetes de lectura; y tanto las casas de beneficencia como de instruccion están bien comprendidas. Las cárceles en su sistema y organizacion interior no dejan nada que desear.

Las bibliotecas de los Dominicos, llenas de preciosos códices; los gabinetes de física y química, con cuantos aparatos han inventado las nuevas conquistas de la inteligencia; las magníficas colecciones de la naturaleza tropical en todas sus manifestaciones; los góticos capiteles de Santo Domingo; las sólidas construcciones de Agustinos y Franciscanos; el golpear de las máquinas de vapor de los Recoletos; enseñan que la ciencia, el arte y la industria, tienen su asiento bajo la esfera de acción de las órdenes monásticas.

Estos dos gabinetes eran anchos y de bóveda, y en la pared del fondo tenían, como la sala, sendas alcobas de capacidad catedralesca, sin estuco, blanqueadas, cubiertos los pisos de estera de cordoncillo. Las tres alcobas recibían luz de la puerta y de claraboyas con reja de alambre que se abrían al gran corredor-calle de la ciudad palatina.

En otras partes del edificio encuentra el que no quiere jugar, ni ver jugar y rodar montones de oro, salones espaciosos para conversar, gabinetes de lectura muy bien surtidos y servidos, colecciones escogidas de grabados, álbums, libros de viajes, novelas y pinturas, un hermoso salon de conciertos y un bonito teatro para representaciones francesas y alemanas.

En efecto, Vevey contiene, entre otras cosas interesantes: dos bibliotecas, la una religiosa y popular y la otra de la ciudad, con 13,000 volúmenes; un número muy considerable de colegios, escuelas, hospitales, hospicios y otros institutos de enseñanza y beneficencia; varios pequeños museos ó colecciones científicas, literarias y artísticas; tres círculos, con gabinetes de lectura; muy buenos edificios para todos los servicios públicos; excelente alumbrado de gas, muelles y mercados; centenares de talleres y pequeñas fábricas, y una multitud de sociedades que atienden á los intereses literarios, religiosos, económicos, etc.

Recorrieron después algunos gabinetes destinados a los forasteros que viniesen de huéspedes a la casa; pasaron a los cuartos de las muchachas; bajaron a la cocina, que estaba en un entresuelo, y tornaron a subir sin obtener resultado.

Registraba bibliotecas, tiritaba de frío en los severos anfiteatros y me metía por las noches en los gabinetes de lectura en donde los condenados a morirse de hambre, pintada la fiebre en sus rostros, escribían libros que no habían de darles fama, ni enriquecerlos. Adivinaba en ellos impotencias, miserias físicas y morales cuya vecindad no me confortaba por cierto.