United States or Mexico ? Vote for the TOP Country of the Week !


Escuchome con la grave y simpática cortesía que le caracterizaba. Decía a menudo: «, . ¡Oh! ¡Mucho, mucho!»; pero el caballo delantero de la derecha, nombrado, si mal no recuerdo, Muslim, me hacía una competencia desastrosa. Y todo porque a menudo ponía tiesas las orejas y frotaba a su compañero con el hocico. «Quieto, Muslim, quieto. ¡Tunante!

La Montansier y Neuville estaban encantados; el empresario, un buen abate llamado Bouyon, que amaba á la Montansier paternalmente, y á quien años después, en un motín, colgaron de un farol, se frotaba las manos...

El mozo de cuadra, calzados los zuecos y entonando una canción de su tierra, frotaba los arreos en la puerta de la cochera; y en una habitación de la planta baja, junto a una ventana, la doncella de la duquesa limpiaba cuidadosamente los vestidos con que su señora se había engalanado la víspera, mientras otras compañeras admiraban las ricas telas y los finísimos encajes que, desordenadamente puestos sobre el respaldo de un sofá, podían fácilmente ser vistos desde fuera.

Después iba sacando del perfumado encierro todas las joyas que constituían su orgullo: pendientes y sortijas de gran precio revueltos con otras alhajas exóticas de bizarras formas y escaso valor adquiridas en sus viajes. ¡Mira bien! decía gravemente á Ferragut mientras frotaba contra su brazo desnudo el enorme brillante de una de sus sortijas.

Y la pobre Feli, haciéndose la temible, se apretaba contra Isidro, le estrechaba en sus brazos, frotaba su cara en uno de sus hombros, le acariciaba el cuello con el raso de sus labios. Sentíanse invadidos los dos por una dulce laxitud, por un deseo de descansar en algo más sólido que las frágiles sillas... ¡A dormir! Pero no durmieron: no tenían sueño.

Hay orgullos muy singulares. El que Melchor fundaba en su pipa era disculpable, porque la pipa iba pareciéndose al ébano más puro y reluciente, y el artista, después de arrojar sobre ella, distribuyéndolos bien, chorros de espeso humo, la frotaba con el pañuelo, y se miraba después en aquel espejo de azabache... Cuando concluía de fumar, guardaba la pipa en el estuche y se iba a la cama, de donde no salía hasta la una del siguiente día.

Y en tanto que el dedo índice de la mano derecha frotaba dos prominencias pequeñas y redondas del artístico bajo-relieve, que representaba a las hijas de Lot en un pasaje bíblico, él, sin pensar en esto, es claro, procuraba arrancar a las tinieblas de su ignorancia el secreto que tanto le importaba: ¿con quién soñaba la Regenta? ¿Era una persona determinada...? Y poniéndose colorado como una amapola en la penumbra de su asiento, que estaba en un rincón del coro alto, pensaba: ¿seré yo?

Y no es el menos notable un cesto, de paja y cáñamo entrelazados, donde hay tres paletas de madera muy dura, en que se frotaba la pastilla ó barra de tinta sólida, humedeciéndola, para que, desleída, sirviese. En cada paleta hay huecos en que se envainaban las cañas ó plumas, de las que se conservan tres.

Al calentarse, la piedra preciosa se convertía en imán. Un pedazo de papel colocado á unos cuantos centímetros lo atraía con irresistible revoloteo. A continuación frotaba una de aquellas joyas exóticas y falsas con gruesos vidrios tallados, y el pedacito de papel quedaba inmóvil, sin estremecerse bajo los efectos de la atracción.

Y se frotaba las manos colosales, sonriendo a una idea que, si acariciaba tiempo hacía allá en su interior, jamás se le había presentado tan clara y halagüeña como entonces. ¡Qué mejor esposo podían desear sus hijas que el primo Ulloa!