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Actualizado: 16 de octubre de 2025
Componía la expedicionaria flota, á más de la nave Capitana, las llamadas San Antonio, Victoria, Concepción y Santiago; yendo á las órdenes de Hernando de Magallanes entre otros marinos célebres, el maestre Juan Sebastián Elcano, Juan Ginovés, Luís de Mendoza, Juan de Cartagena, Gaspar Quesada y Rodríguez Serrano.
Pero nunca este cuadro tiene un encanto más inexpresable que a la hora en que el cielo, adornado de los colores del alba, sonríe a la proximidad del día, cuando una niebla húmeda y blanquecina flota sobre el valle y cuando los primeros rayos del sol comienzan a dorar los plomos del campanario.
Esta, admirable artista, sobre el sencillo tema de disco ó umbrela que flota, cual tenue araña de cristal que relumbra á los rayos del sol, ha formado una creación infinita de lindas variantes, un diluvio de pequeñas maravillas.
Flores gigantescas dan vueltas, como las imágenes luminosas del sueño calenturiento; y torres fabricadas con arena de estrellas destácanse imponentes, hasta que un soplo las destruye, cual si fueran ilusiones, y todo queda más obscuro que antes. Una ráfaga luminosa flota en el negro espacio, última chispa de la pólvora moribunda, que sonríe al espirar.
Apenas llegó la flota á la Goleta, tanto los habitantes como la guarnición de Túnez abandonaron la ciudad y la fortaleza, y bastó un regimiento de veteranos, entre los cuales se hallaría probablemente Cervantes, para apoderarse de ambas. D. Juan construyó un nuevo fuerte, tomó á Biserta, y volvió á Sicilia con parte de sus tropas.
Pero, no importa: seguros debemos estar de que no yerra y de que el peligro existe; es algo amenazador que flota en el aire, que vibra, como un gruñido de cólera, en el estrépito con que los espectadores van ocupando sus asientos.
Si al menos este afán que me devora alejarlo del alma consiguiera...! Más, ¡ay! que esta ilusión engañadora hasta en el sueño me persigue fiera. Yo te veo en el rayo delicado con que flota la luna en el vacío, y en las hojas del lirio perfumado cuando esconde una gota de rocío.
En demanda del Rio de la Plata Se leva de este puerto que he contado La flota; mas el sur ya se desata Con un furor terrible acelerado: Y viendo que este viento desbarata, Y hace desandar lo que está andado, Procura de tomar puerto la flota, Con fin de desistir de su derrota.
«Entonces, ¿qué hago yo aquí? ¿Para qué me han dado el mando?...» Así pensó Ferragut, sin atinar por qué buscaba su concurso este hombre que podía dirigir el buque sin ayuda ajena. Indudablemente era un oficial de marina, y también debían proceder de una flota todos los marineros rubios que trabajaban como autómatas.
Del castillo de popa, con sus torneados balconajes, a la proa, rematada por el esculpido mascarón, se tendieron techos pajizos iguales a los de las chozas indianas. Al tocar tierra, Diego Méndez, contador de la flota, había repartido el último racionamiento de bizcocho y de vino. Nada quedaba en las despanzurradas bodegas.
Palabra del Dia
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