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Actualizado: 19 de junio de 2025


Lo que es que una mujer exaltada por el fanatismo religioso puede hacerse insufrible. ¡Qué feliz sería yo si tal hubiera aparecido á los ojos de V. desde el principio! ¡Cuántos males se hubieran evitado!

Las muchedumbres dejaron de matarse y colgaron las armas gracias a la feliz gestión casamentera de un canciller, que resolvió una vasta y pavorosa tragedia tramando una boda oportuna que acabó con el rencor de dos monarquías y de sus leales súbditos.

Perdonad, señora añadió doña Clara , pero yo no le debo ocultar nada; me parece ahora, ahora que le veo delante de , que es mío... mirad, madre, me parece que estoy entregada á un sueño dulce, y mi vida se llena de no qué delicia, que me embriaga, ¡y soy tan feliz! ¡Dios mío! ¡tan feliz! ¡tan feliz!

De pronto, el señor Aubry pareció percibir a su hija: ¿ estás ahí también, mi querida hija?... soy feliz... ... él... reunidos... cuídala bien, Juan... ¡cuídala... no la dejes llevar... por... la desgracia! la desgracia... cuida... cuida... Y haciendo un supremo esfuerzo, tomó entre sus manos las dos cabezas inclinadas hacia él, y los aproximó en un abrazo.

Soy feliz en mi hogar, no entro ni salgo en la vida pública; ya no temo la invasión absorbente de la iglesia, cuya influencia deletérea... pero esa Petra me parece que me quiere dar un disgusto. Movimiento de sobresalto en Mesía. Explíquese usted. ¿Ha vuelto usted a las andadas?

Al establecerse definitivamente la separación, al alejarse él para siempre, la mujer pareció agradecérselo con sus miradas, con una mayor dulzura en el trato. Era, sin duda, más feliz, libre de la asiduidad ardorosa del macho; de aquellas caricias que le repugnaban como una servidumbre cruel de su sexo.

¡Silencio, mujer! interrumpió el padre con energía, y volviéndose á Velázquez añadió gravemente: Las mujeres perdonan mejor los agravios que las hacen que los que hacen á sus hijos. Eres hombre de juicio y sabrás disimular el resentimiento de una madre. Yo te doy mi palabra de que haciendo feliz á Mercedes no tardará en desaparecer. Llegaron al fin á la mar libre.

Ya se aburrían los grandes de estar en la mesa; no así los niños. Ni a tres tirones se levantarían ellos, cabalmente en el feliz instante en que era lícito tirarse confites, comer con los dedos, hacer, de puro ahítos, mil porquerías y comistrajos con su ración.

Apruébolo sinceramente por el asunto y la feliz manera de desempeñarlo: lo aplaudo ademas porque creo que el conocimiento de los paises extranjeros puede ser para el nuestro un poderoso estímulo de adelanto en las vias del progreso en que con razon dice V. que ha penetrado hace ya años, y tambien un argumento para responder victoriosamente á los que nos acusan de estar aun en la barbarie sumidos.

Menos feliz la gamuza, á quien arroja la nieve de las altas cimas, tiene que andar errante junto á los bosques, buscar su refugio entre los apretados árboles, royéndoles corteza y hojas. El hombre por su parte, tiene que dejar su morada para el cambio de productos, compra de provisiones ó satisfacción de compromisos con familia y amigos.

Palabra del Dia

rigoleto

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