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Actualizado: 10 de mayo de 2025


La fealdad de su rostro era tal cuando formuló esta pregunta, que doña Mónica no pudo menos de apartar los ojos con horror. Sin embargo, sabía a qué atenerse sobre su carácter y le apreciaba tanto que tenía confianza bastante para no barrerle el cuarto hasta las cuatro de la tarde y llevarle el chocolate quemado dos o tres veces por semana. ¡Buena diferencia con Freire el huésped de la sala!

Freya gemía con los ojos cerrados, sin salir de su inercia. El marino, ceñudo, ajado por la cólera, con una fealdad trágica, siguió inmóvil, mirando torvamente á la hembra caída. Estaba satisfecho de su brutalidad; había sido un desahogo oportuno; respiraba mejor. Al mismo tiempo sentía vergüenza. «¿Qué has hecho, cobarde?...» Por primera vez en su existencia había pegado á una mujer.

Don Luis estuvo por enmudecer e irse; pero no lo consintió su corazón, y pugnando por revestirse de una autoridad que ni sus años juveniles, ni su rostro, donde había más bozo que barbas, ni su presencia en aquel lugar consentían, se puso a hablar con verdadera elocuencia contra los maldicientes y a echar en rostro al conde, con libertad cristiana y con acento severo, la fealdad de su ruin acción.

Pues eso, don Ciriaco, no me parece de tontos. ¿Pero sabes por qué medio ha hecho Cepeda su fortuna? No. Pues con su físico. ¿Con su físico? Tiene gracia. , con su físico. dirás que no es un Adonis; pero la fealdad en un hombre no es casi nunca un obstáculo.

Conversaba con causticidad y cinismo; estaba muy desasnada, cogíanla de susto pocas cosas, y tenía no qué singular y picante atractivo en medio de su fealdad indudable.

¡Demonio, esta es verdaderamente horrible! Julia se echó a reír diciendo: En Sevilla las llaman «las tres circunstancias agravantes.» A la primera Premeditación, a la tercera Alevosía, y a la segunda Ensañamiento, por orden de fealdad. Tiene gracia... Cualquier día me voy a Sevilla por una de ellas. ¿Y son esas las primas de que me hablabas?

Sin quererlo nosotros, ¡con qué evidencia se aprende aquí que los postizos en la mujer hermosa, sólo son buenos para desfigurar su hermosura: que los postizos en la mujer fea, sólo son buenos para añadir un realce nuevo á su fealdad! ¡Con qué lucidez comprendemos aquí que una mujer sencilla no puede ser nunca repugnante, porque no puede repugnarnos una belleza!

El ruso leía las que flameaban ahora en las cabezas del monstruo: blasfemias contra la humanidad, contra la justicia, contra todo lo que hace tolerable y dulce la vida del hombre. «La fuerza es superior al derecho...» «El débil no debe existir...» «Sed duros para ser grandes...» Y la bestia, con toda su fealdad, pretendía gobernar al mundo y que los hombres la rindiesen adoración.

Le felicitó Ojeda agresivamente por su buena fortuna, y Maltrana, con la ceguera del hombre amado, aceptó ingenuamente estos plácemes venenosos... ; estaba contento de la vida. Alguna vez le había de tocar a él. Bien que no soy gran cosa dijo con falsa modestia; pero así y todo, alguien se ha fijado en . A veces tiene éxito la fealdad.

Mira, Doña Blanca dijo el fraile, que jamás abandonaba el tuteo, aunque se incomodara, no creas que se necesite ser un Apeles ó un Fidias para conocer que es feo D. Casimiro. Su fealdad es tan patente y somera, que no hay que ahondar mucho para descubrirla. Y en cuanto á su ruin salud y escasa amenidad, te aseguro lo mismo.

Palabra del Dia

hociquea

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