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Actualizado: 23 de mayo de 2025
No estaba en su casa y me comprometí en vano. No pude hacer más que escribirle dos palabras, que le dejé bajo sobre en la antesala. Le suplicaba que llevase anoche a casa de la Marquesa esa prueba de mi locura, y que la depositase en un rincón de la biblioteca, donde la hubiera yo sacado sin que nadie lo notase. La fatalidad ha querido que su criado no le diese mi esquela.
El cutis, a su vez, se resquebrajaba visiblemente. Sí, prosiguió la voz, es el principio... Concluiré de una vez. A usted, un colega, le debo toda esta historia. Los padres hicieron cuanto es posible para resistir: ¡un morfinómano, o cosa así! Para la fatalidad mía, de ella, de todos, había puesto en mi camino a una supernerviosa. ¡Oh, admirablemente bella! No tenía sino diez y ocho años.
»Con todo, convencidos de que las lamentaciones no nos sacarían del apuro, sacamos fuerzas de flaqueza y caminamos una hora más. Pero todo fue inútil; nuestro intrépido esfuerzo se estrelló contra la fatalidad que nos había metido en aquel laberinto cada vez más intrincado. Magdalena acabó por caer rendida al pie de un árbol y yo comencé a sentir que mis fuerzas también me abandonaban.
Entonces el señor Spronck impuso sus manos sobre su esposa y sobre su amigo; y después de haber reunido todas las fuerzas de su alma, les describió con acento conmovedor las adversidades que habían envenenado su juventud, el dolor de las pruebas a que había sido sometido y, sobre todo, el encarnizamiento de la funesta fatalidad que les había envuelto a ellos en su propio destino.
Me preguntaba si la ciencia de la frenología no es la ciencia de la desesperacion, de la fatalidad, puesto que ella comprueba la infalible relacion de cada órgano con un poder de inteligencia, un instinto y un sentimiento. «Pero no, me decia al reflexionar un poco: esa noble ciencia de la mecánica del cerebro, al revelar las leyes permanentes que rigen al hombre, no le condena á aceptar un fatalismo cruel.
Entretanto, su buen talento y su inquebrantable tenacidad, le permitieron escribir varias obras dramáticas: entre ellas «Bernardo Palissy», «Nuestros íntimos», «Flor de Liana» y «Reina Ulfra», que la famosa Raquel no quiso representar. La fatalidad perseguía á Sardou.
Y arrastrado por una fatalidad y cual si jugase en el pleito todo su porvenir y el de sus hijos, fué gastando sus economias en pagar abogados, escribanos y procuradores, sin contar con los oficiales y escribientes que explotaban su ignorancia y su situacion.
Me quedé anonadado; sin más consuelo que aceptar la fatalidad de un hecho que había de producirse, comprendiendo demasiado que no tenía el derecho de modificarlo en lo más mínimo ni el poder de retrasarlo una hora siquiera. Ya le he dicho a usted de qué modo amaba a Magdalena: con aturdimiento, con absoluta inconsciencia, sin fundamento de ninguna esperanza concreta.
Pero hay una especie de fatalidad, un sentimiento tan irresistible é inevitable, que tiene toda la fuerza del destino, que casi obliga invariablemente á los hombres á permanecer y vagar, á manera de espectros, en el lugar mismo en que un acontecimiento grande y notable ha influído en el curso de su vida, y que es tanto más irresistible cuanto más sombría ha sido su influencia.
Me enfada esta niña con su inocencia y su cara bonita. Parece que se la pone al lado como un escudo contra mí... Es fatalidad esta; las pocas veces que la cojo sola, no adelanto nada. Si le digo cualquier reticencia delicada, se hace la tonta. Evita el encontrarse sola conmigo, y ahora trae siempre a rastras al espantajo angelical de su hermana para asustarme».
Palabra del Dia
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