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Actualizado: 29 de junio de 2025
No faltó, sin embargo, en Sevilla por aquellos años poeta que viendo un Cristo crucificado, de Pacheco, en que la ejecución quedaba muy por bajo del pensamiento, dijese: ¿Quién os puso así Señor tan descarnado y tan seco? Vos me diréis que el amor, mas yo digo que Pacheco.
Las prensas de Madrid y de provincias comenzaron a gemir bajo el peso de mis descripciones. Pronto me convertí en especialista. Poco faltó para que pusiera en las tarjetas Ceferino Sanjurjo, poeta descriptivo. Fui al Ateneo y leí un poema describiendo la siega del trigo, que me valió el ser saludado con los pañuelos por las damas y calurosamente palmoteado por los caballeros.
¿Usted cree que yo voy á mezclarme en sus disparates y á parecer tan falto de juicio como usted ó como el otro?... Y siguió hablando contra la absurda petición de Pirovani, pero éste movía la cabeza con tenacidad haciendo signos negativos. Estaba resuelto á todo después de haber oído á Elena.
Un síncope como éste, un poco más largo, y ya estaba... No hay que formarse espantajos... ¡Ay!... Yo también pensaba lo mismo: un síncope un poco más largo sería la muerte, y temblaba de espanto pensando en el despertar, en el temible despertar en la otra vida... Y no me atreví a decir nada. Me faltó el valor y me callé cobardemente.
No faltó quien se opusiera, pero la resolución no se podía efectuar hasta el cabo de tres meses, y la misma minoría cedió, sin resistencia, con la esperanza de que algo sucedería que lo impidiese, como en efecto sucedió. El invierno de 1851 se recordará por mucho tiempo en toda aquella comarca.
Y ella misma no les haría asco. ¿Pues qué, no siendo con el conde de Onís, con quién mejor podía casar que con un hombre tan rico, tan formal, tan sano y tan ilustrado? Este último epíteto, proferido por Paco con grave continente, estuvo a punto de echar a perder el asunto, porque no faltó quien sofocase a duras penas la carcajada.
Montiño fué á sentarse en la silla que había dejado desocupada su hija. Vamos, Francisco dijo Luisa, viendo que su marido guardaba silencio , ya estamos solos. ¡Es que!... ¡sí!... ¡yo!... ¡tú! tartamudeó Montiño, á quien faltó de todo punto el valor. Estaba viendo por completo sin gorguera el cuello blanco y redondito de su mujer. ¿Pero qué es ello? dijo Luisa.
Su afecto filial, falto de objetos tan queridos, rebosaba en su pecho y le consagró lodo entero á su patria, única madre que el cielo le habia conservado y por la cual mas tarde sacrificaba gustoso su sangre y su fortuna.
Me encontré solo en medio de París a una hora desusada, sin rumbo, falto de costumbres cotidianas, sin vinculaciones, sin obligaciones, pensando con ansiedad: ¿Qué voy a hacer esta noche? ¿Qué haré mañana?... Olvidaba absolutamente que desde muchos meses, durante todo un largo invierno, no había tenido compañía.
Los demás paisanos en tanto quisieron sujetar á Plutón y llevarlo á la presencia del juez en la Pola; pero navaja en mano y ayudado de su compañero Joyana logró tenerlos á raya y evadirse. Sin embargo, no faltó quien diese parte á la autoridad y á la media noche se presentó la guardia civil en Canzana y prendió al criminal en su alojamiento. No estuvo más de dos meses en la cárcel.
Palabra del Dia
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