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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Nunca se vio hombre más preciado de su nobleza ni con más afán de resucitar el prestigio y los privilegios de que aquélla gozaba en siglos pasados. El público murmuraba de sus extravagancias y muchos se reían de ellas, porque Lancia es una población donde abundan los espíritus humorísticos; pero, como siempre acontece, este orgullo desmedido y feroz había concluido por imponerse.

Otras veces, la inquilina del cráneo se despertaba impetuosa, haciendo toda clase de cabriolas y extravagancias, y el ilustre maestro pasaba de golpe á vivir en un mundo quimérico, mientras su cuerpo se movía en este mundo terrenal.

Al volver a la tienda y notar la ausencia del joven, el regente se quedó muy tranquilo y no dijo más que: «Ya voló... buena va». Tomaba con calma las extravagancias de su colega, y su deseo era que una de aquellas escapatorias fuera la del humo. «Pero no tendré yo esa suerte decía , y ya me lo volverán a traer para que le amanse». Maxi subió a su casa.

Quedose Fortunata, al oír esto, risueña y pensativa. ¿Qué estaba tramando aquella cabeza llena de extravagancias? Pues esto: «Escucha, nenito de mi vida, lo que se me ha ocurrido. Una gran idea; verás. Le voy a proponer un trato a tu mujer. ¿Dirá que ?». Veamos lo que es. Muy sencillo. A ver qué te parece. Yo le cedo a ella un hijo tuyo y ella me cede a su marido.

La hormiga colorada y las ratas, en cambio son muy abundantes, siendo verdaderos enemigos de los productos del suelo; á pesar de esto no se crean las extravagancias y exageraciones que respecto á las ratas de Marianas se cuentan, pues la abundancia á que aludimos podrá ser un mal, mas no una calamidad de las proporciones dadas por algunos.

Como todos los caracteres burlones, le hería profundamente el ridículo. Con su cuñada el joven se reía unas veces, otras se mostraba irritado de aquellas extravagancias de su esposa, que calificaba de estúpidas y cursis. Cecilia procuraba calmarle, achacándolo a los pocos años, al carácter tornadizo de Ventura: «Ya verás le decía; dentro de algunos meses no se acordará de semejantes tonterías».

Nosotros los plebeyos no podemos darnos el gusto de tener extravagancias como ustedes los aristócratas. ¡Adiós! Ya se enfadó D.ª Feliciana. ¡Buena tonta sería en enfadarme por una simpleza como ésa! Me parece que ya debía estar acostumbrada á sus ocurrencias. Nosce te ipsum, D.ª Feliciana. Usted está enfadada y no lo conoce. Meta usted la mano en el pecho y se hará cargo...

Fermín le temía sin odiarle. Veía en él un enfermo, «un degenerado», capaz de los mayores extravagancias por su exaltación religiosa. Para Dupont, el amo lo era por derecho divino, como los antiguos reyes. Dios quería que existiesen pobres y ricos, y los de abajo debían obedecer a los de arriba, porque así lo ordenaba una jerarquía social de origen celeste.

Su Español entre todas las naciones, que refiere la vida de un aventurero español, llamado el licenciado Pedro Ordóñez Cevallos, en las partes más remotas del mundo, como, por ejemplo, en la corte del emperador de Cochinchina, es una comedia deplorable de espectáculo, sin verdadera poesía, por mucho que admire Lope sus extravagancias; de la misma índole es El sitio de Mons por el duque de Alba, y sólo en la comedia Tres mujeres en una, se observa un plan dramático que no carece de ingenio.

Al menos no podrá dudar de que duda; y por consiguiente de su pensamiento; siendo de notar que este es un argumento que se ha hecho siempre á los escépticos, lo que equivalia á emplear el método de Descartes, esto es, á consignar como un fenómeno innegable una certeza superior á todas las extravagancias: la conciencia de mismo.

Palabra del Dia

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