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Actualizado: 7 de mayo de 2025
España va á despertar. ¡Ay de aquellos que sean sorprendidos en el error, cuando la patria sacuda su letargo, abra los ojos y vea...! Fernando no contestó: había inclinado la cabeza y parecía muy meditabundo. La luz de una lujosa lámpara le iluminaba completamente el rostro, aquel rostro execrable que, para mayor desventura nuestra, reprodujeron infinidad de artistas, desde Goya hasta Madrazo.
El tiempo era también execrable en aquel terrible mes de noviembre; la ciudad era fea y le disgustaba, así como toda aquella vida, que no valía más que el billete, desgarrado por un extremo, que llevaba en la mano. Todos los días hacía igual viaje: de su casa al liceo y del liceo a su casa. Podía contar los días por el número de billetes.
Criminal más perverso que los asesinos y ladrones era, según él, el señorito seductor de doncella pobre, que le hacía creer que se iba a casar con ella, y después la dejaba plantada en medio del arroyo con su chiquillo o con las vísperas. ¿Por cuánto haría esto él, Maximiliano Rubín?... El tal Juanito Santa Cruz era, pues, el hombre más infame, más execrable y vil que se podía imaginar.
Lo que yo afirmo es que al declararse usted sucesora de la casa de Aransis, ha sido víctima de un gran engaño. Las indagaciones que hemos hecho nos han llevado a averiguar que el autor de esa execrable comedia fue Tomás Rufete, logrando engañar primero a D. Santiago Quijano y después a su hija... ¿Conoció usted a mi tío el Canónigo?
Ella consagra, como las aristocracias, la distinción de calidad; pero las resuelve a favor de las calidades realmente superiores las de la virtud, el carácter, el espíritu , y sin pretender inmovilizarlas en clases constituídas aparte de las otras, que mantengan a su favor el privilegio execrable de la casta, renueva sin cesar su aristocracia dirigente en las fuentes vivas del pueblo y la hace aceptar por la justicia y el amor.
En cuanto conoció que su autoridad se acataba, De Pas fue amansando el oleaje de su cólera; y al fin, pálido, pero con voz ya serena: Salga usted dijo señalando a la puerta , salga usted... libre por ser un loco... pero ni dos horas permanezca en la ciudad, ni hable con alma viviente de lo ocurrido aquí... y en cuanto a su crimen execrable, yo me entenderé, sin necesidad de ver a usted, con el señor Peláez, y él le comunicará lo que resolvamos.
Su reinado fue grande porque se prolongó hasta él el impulso de las energías incubadas por la Edad Media; fue execrable porque su política torció los derroteros de España, impulsándonos al fanatismo religioso y a las ambiciones de un cesarismo universal. Adelantados en dos o tres siglos al resto de Europa, era España para el mundo de entonces lo que es Inglaterra para nuestra época.
Eran sus ojos grandes y muy negros, adornados con pobladísima ceja que los sombreaba, dándoles una apariencia por demás siniestra y hosca. Respecto á su carácter, ¿qué diremos? Este hombre nos hirió demasiado, nos abofeteó demasiado para que podamos olvidarle. Fernando VII fué el monstruo más execrable que ha abortado el derecho divino.
Una caja de dientes; a la izquierda una pastilla de olor; a la derecha un polisón. ¡Cómo se ciñe el corsé! va a exhalar el último aliento. Repara su gesticulación de coqueta. ¡Ente execrable! ¡Horrible desnudez! Más de uno ha deslumbrado tus ojos en algún sarao que debieras haber visto en ese estado para ahorrarte algunas locuras. ¿Quién es aquel de más allá?
Creo haber demostrado que la revolución de la República Argentina está ya terminada, y que sólo la existencia del execrable tirano que ella engendró, estorba que hoy mismo entre en una carrera no interrumpida de progresos que pudieran envidiarle bien pronto algunos pueblos americanos.
Palabra del Dia
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