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Actualizado: 9 de julio de 2025
"La revolución lleva escrito en su bandera: desprecio a los mayores. ¿Cómo no, si las creencias antiguas, las costumbres antiguas, las instituciones antiguas, las aristocracias antiguas, a pesar de lo que en ellas, como en todo lo humano, puede echarse de menos, representan el trabajo de nuestros antepasados, la inteligencia, la gloria, el alma, la vida y el corazón de nuestros padres?
Vino Luis Felipe, vinieron las libertades modernas, y tendiendo á nivelarlo todo, el Palacio Real tuvo que caer, porque el Palacio Real no era otra cosa que un gran desnivel de las antiguas aristocracias. Hoy, una gran parte del fastuoso alcázar del siglo XVII, se ha convertido en un bazar inmenso.
En la clase de que voy hablando, la sencillez es la condicion característica de todos los actos, exentos de los vicios de ciertas aristocracias, y de la vulgaridad, la envidia y la ligereza superficial de ciertas muchedumbres. El calembour maligno, ó indecoroso, ó insustancial cuando ménos, no tiene cabida en la conversacion realmente espiritual y amable de la sociedad á que me refiero.
Y como la libertad individual no está unida á la igualdad social, sino que el orgullo de las aristocracias ha establecido una valla profunda entre las clases, todo el mundo, altivo con su personalidad é insociable, se cree con derecho de ser brusco y ordinario en su porte, sin cuidarse del efecto que produce su modo de insinuarse.
El gemido del agua se pierde en una vaguedad por la senda de las acacias; y las ruinas adquieren, bajo la luna, esplendor de remotas aristocracias. Estas grises estátuas han visto acaso la pareja, de rosas engalanada, esfumarse en túpidos fondos de raso; y lucir como un dardo de amor y celo, en la noche de estrellas, embalsamada, el puñal veneciano de algún Otelo... Abril, 1922.
Lóndres tiene dos grandes aristocracias, á cual mas curiosa, que reinan en todos sus barrios: la nobleza, orgullosa en extremo, pero que, no obstante su orgullo, fundado en el nacimiento y la riqueza, tiene cierta elevacion de ideas debida á la instruccion y á la ingerencia activa en los negocios públicos; y la aristocracia monetaria, familia de banqueros y especuladores de bolsa, de comerciantes, fabricantes y usureros que, salidos de la nada, á fuerza de especulaciones laboriosas, cuando llegan á la opulencia suelen olvidar su origen, renegar la santidad del trabajo que les dió fortuna, y sentados sobre pilas de oro como sobre tronos invulnerables, miran con desprecio á veces á la multitud como un enjambre de viles insectos!
Ella consagra, como las aristocracias, la distinción de calidad; pero las resuelve a favor de las calidades realmente superiores las de la virtud, el carácter, el espíritu , y sin pretender inmovilizarlas en clases constituídas aparte de las otras, que mantengan a su favor el privilegio execrable de la casta, renueva sin cesar su aristocracia dirigente en las fuentes vivas del pueblo y la hace aceptar por la justicia y el amor.
Claro está que el Vizconde de Goivoformoso, aunque sólo fuera por su posición diplomática, podía aspirar a más honda penetración en París y a trato más íntimo con las varias aristocracias indígenas; pero, como recién llegado, empezó por visitar y frecuentar los círculos hispano-americano, español, portugués y brasileño.
Reconociendo, de tal manera, en la selección y la predominancia de los mejor dotados una necesidad de todo progreso, excluye de esa ley universal de la vida, al sancionarla en el orden de la sociedad, el efecto de humillación y de dolor que es, en las concurrencias de la Naturaleza y en las de las otras organizaciones sociales, el duro lote del vencido. «La gran ley de la selección natural ha dicho luminosamente Fouillée continuará realizándose en el seno de las sociedades humanas, sólo que ella se realizará de más en más por vía de libertad». El carácter odioso de las aristocracias tradicionales se originaba de que ellas eran injustas, por su fundamento, y opresoras, por cuanto su autoridad era una imposición.
Y ella que, cuando amenaza con lo innoble del rasero nivelador, justifica las protestas airadas y las amargas melancolías de los que creyeron sacrificados por su triunfo toda distinción intelectual, todo ensueño de arte, toda delicadeza de la vida, tendrá, aún más que las viejas aristocracias, inviolables seguros para el cultivo de las flores del alma que se marchitan y perecen en el ambiente de la vulgaridad y entre las impiedades del tumulto.
Palabra del Dia
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