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Actualizado: 18 de mayo de 2025
No es raro saber en Bogotá que tal caballero, liberal exaltado, ateo y casi anarquista, tiene sus hijos en la escuela de Carrasquilla o en la de Mallarino, dos conservadores marca Felipe II. «¡Qué quiere usted! ¡Las mujeres!...», dicen.
Nunca como en aquel momento sintió el exaltado chico ganas de tener alas. Apresuró el paso todo lo que pudo, y al llegar a su calle... ¡Dios!... lo que se temía... Fortunata en el balcón, mirando por la calle del Castillo hacia el paseo de la Habana, por donde seguramente había seguido el coche. Subió el joven farmacéutico tan rápidamente la escalera, que al llegar arriba no podía respirar.
Ramiro atisbaba un tufo de Oriente; todo trascendía para él a magia, a nigromancia, a Alcorán; y el odio religioso, exaltado por su remordimiento, le contraía el corazón cuando atravesaba los barrios de la morería, entre las covachas atestadas de sedas multicolores, de bonetes de grana, de cereales, de especias, de perfumes.
Es bueno hacer provechosa toda humillación, y aquélla me iluminó acerca de muchas verdades: me hubiera advertido, si hubiese sido capaz de olvidarlo, que aquel amor exaltado, contrariado, germen de desventura, levemente carnal, pero muy cerca de infestarse de orgullo, no se elevaba mucho por encima del nivel de las pasiones ordinarias, que no era peor ni mejor y que el único aspecto que le hacía diferente de aquéllas era debido al hecho de ser menos posible que muchas otras.
Es indudable que el exaltado Rufete ocupó el que por sí mismo eligiera en lo más crudo del degüello, es a saber, la alcantarilla. Faltara a todas las exigencias de la Historia el buen Cordero, si omitiera lo que se dijo de envenenamiento de aguas, y la parte que tuvo en esta brutal creencia la bendita y entonces malhadada tierra de San Ignacio.
En tanto, el exaltado liberal tuvo tanto que pensar en otras cosas, que relegó á segundo término aquella cuestión, y se acordaba poco de la apostasía que su tío le había exigido. Lázaro cedía á la fatiga, se dormía lentamente, cuando el viejo dijo con voz fuerte: Lázaro, ¿duermes? ¿Qué? contestó el muchacho, despertando sobresaltado.
La impaciencia, la cólera que constantemente experimentaba, habían exaltado su cerebro e inflamado su sangre, determinando una fiebre maligna, y en el estado de irritación en que se encontraba, no sabiendo en quién descargar su enojo, eligió a su sobrino como víctima y se vengó en él de la revolución de julio.
Demasiado sabía ella que no era piedad verdadera, que con semejantes arrebatos nada ganaba para con Dios... pero, ¿no serían tampoco más que nervios? ¿Serían indicios peligrosos de un espíritu aventurero, exaltado, torcido desde la infancia?». «Había de todo». El Magistral, procurando vencer la exaltación que le había comunicado su amiga, quiso hablar con toda calma y prudencia. «Había de todo.
Mi hija no se casará con un hombre que así juega con los santos principios, con un hombre que ayer fue exaltado liberal y hoy absolutista de trabuco y sobrepelliz. Ella misma apartará de él su espíritu y su corazón, y entonces.... El semblante del de Boteros se animó.
La bullanga se hace en nombre del partido exaltado; pero ¿no presumen ustedes quién es el verdadero autor de este movimiento? ¡El Rey, el Rey! dijeron con terribles voces todos los que estaban allí reunidos. Pues es preciso recibir á esos miserables como merecen. Lo mejor es huir; no nos hallarán aquí, y punto concluido dijo otro.
Palabra del Dia
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