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Lo que ha de suceder, sucederá, y no sucederá de otra manera. Por eso no medran ni progresan; por eso lo malo se perpetúa y reina soberano en Villaverde; por eso los alcaldes son allí eternos, y las bodas muy raras, y por eso allí nada cambia ni varía. Villaverde es una ciudad en petrificación.

En Altavilla, a la hora del crepúsculo, los eternos corros de jóvenes alegres, riendo mucho, hablando alto y abriéndose amenudo para dejar paso a alguna costurera espiritual o criada de carnes opulentas a quienes rinden homenaje con los ojos, con la palabra y no pocas veces con las manos.

Cambiaban las formas, pero el alma permanecía inmóvil e inmutable, como la de aquellos seres rudimentarios, testigos eternos de los primeros latidos de la vida en el planeta, y que parecían envueltos en el más espeso de los sueños. Y así sería siempre.

De todo lo cual con bastante evidencia se convence la limpieza de la sangre mallorquina tanto más pura cuanto más al lado de la impureza judaica se acredita, para gloria de sus linajes, exaltación de su nobleza, abonos de su piedad, y eternos trofeos de la Fe Católica triunfante, en adoraciones perpetuas del Soberano nombre de JESUS, cuya sea la mayor honra y gloria para siempre. Amén.

Pero si la gran dificultad del infierno y de los castigos eternos fue felizmente superada, aun quedan, en todo el plan de la redención cristiana, iniquidades morales y desvíos de que ningún hombre de bien del presente, cualesquiera que sean su religión o su teología, querría hacerse culpable.

26 Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores: hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la mollera del Nazareo de sus hermanos. 27 Benjamín, lobo arrebatador: a la mañana comerá la presa, y a la tarde repartirá los despojos.

Pero con todo, y a pesar de ello, le afirmaron que él ideal de la vida no es la existencia en el seno de la Naturaleza, ni la fecunda guerra del trabajo ni la pasión de la verdad o del arte, sino la muda y estática contemplación de lo divino, el celibato estéril, el claustro, la pobreza, el ayuno, el desprecio de mismo y el ansia de llegar a la muerte como a puerta mágica desde cuyo umbral se perciben los eternos albores del paraíso de los justos.

Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán. Murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón. Señor llamó a Jordán en voz baja.

tal, replicó Setoc, que son seres eternos que nos hacen mil bienes, animan la naturaleza, arreglan las estaciones; aparte de que distan tanto de nosotros que no es posible ménos de reverenciarlos. Mas provecho sacais, respondió Zadig, de las ondas del mar Roxo, que conduce vuestros géneros á la India: ¿y por qué no ha de ser tan antiguo como las estrellas?

Todavía estaba hablando el Babilonio, quando advirtió que no tenia ya barba el anciano, y que se remozaba su semblante. Luego desapareció su trage de ermitaño, y quatro hermosas alas cubriéron un cuerpo magestuoso y resplandeciente. ¡O paraninfo del cielo, ó ángel divino, exclamó postrado Zadig, con que has baxado del empíreo para enseñar á un flaco mortal á que se someta á sus eternos decretos!