United States or Kenya ? Vote for the TOP Country of the Week !


Era alta, de aspecto majestuoso, algo abultada de formas, lo mismo que las divinidades pintadas al fresco en los techos; pero de una blancura esplendorosa, las pupilas grises con una lenteja verde en el centro, la cabellera de un rubio flácido y desteñido, como si acabase de surgir de un intenso lavado.

Los bancos de hornillos podían servir para toda una comunidad. El frío aseo de esta dependencia demostraba su falta de uso. En las paredes, grandes escarpias delataban la ausencia de las vasijas de cobre que habían sido en otros tiempos gloria esplendorosa de esta cocina conventual. La vieja criada hacía sus guisos en un pequeño hornillo al lado de la artesa en la que amasaba el pan.

No era, no, aquella hermosa noche en que se había quedado también de bruces después de hablar con su tío. Entonces, la belleza esplendorosa del cielo, tachonado de estrellas, el limpio cristal de las aguas, donde cabrilleaba la luz de la luna, la blanda brisa juguetona, le hablaron un lenguaje de muerte, , pero dulce, recogido, íntimo. Era una voz amiga que le invitaba a reposar.

El señor Fermín salió apresuradamente de la capilla e hizo arrastrar hasta la puerta varios serones que el día anterior habían traído de Jerez. Estaban llenos de cirios, y el capataz fue distribuyéndolos entre los viñadores. Bajo la luz esplendorosa del sol comenzaron a brillar, como pinceladas rojas y opacas, las llamas de la cera.

Al cabo, una gran luz argentada bañó súbitamente toda la campiña. La luna había aparecido entre dos nubes, bella y esplendorosa como una virgen que abre las ventanas de su aposento. Mas apenas hubo echado una mirada curiosa a nuestra comitiva, cuando los nubarrones se estrecharon, poniendo venda a sus ojos y dejando a la tierra triste y sombría.

¡De tal modo era intensa la esplendorosa irradiación de la «Pampita»...! Parece que está pesado el camino dijo Lorenzo. Este pedazo está feo le contestó Baldomero, antes sabía haber un pantano aquí; pero don Casiano lo está arreglando.

Al descender pausadamente hacia la explanada, vio la mendiga dos burros... ¿qué digo dos? ocho, diez o más burros, con sus collarines de encarnado rabioso, y junto a ellos grupos de gitanos tomando el sol, que ya inundaba el barrio con su luz esplendorosa, dando risueño brillo a los colorines con que se decoraban brutos y personas.

El tal mostrador había desaparecido bajo un mantel lleno de puntillas. Dos candelabros con cirios crepitaban en la mañana esplendorosa sus luces incoloras y sin fuego; un crucifijo de porcelana ocupaba el centro. Ante el altar improvisado erguíase el obispo, cubierto con una casulla de oro y albas vestiduras que aún guardaban los pliegues del encierro en la maleta.

Fue aquello como una oleada de luz esplendorosa, de rumores confusos, de miradas punzantes, de sonrisas burlonas, de colores fantásticos y de aromas narcóticos, que se desplomó de pronto sobre agobiándome el espíritu y deslumbrándome los ojos. Aprensiones de mi inexperta fantasía, que exageraba enormemente el relieve de mi figura y el espacio y el término que ocupaba en aquel cuadro.

Aquel panorama inmenso tiene todas las condiciones que constituyen la hermosura compleja, todos los contrastes posibles en la naturaleza europea: la grandeza y la pequeñez, la majestad imponente y el encanto, la fuerza y la suavidad, la luz esplendorosa y las sombras profundas, los colores alegres y las tintas melancólicas, la tristeza del invierno eterno de los hielos y el brillo de la vegetacion del verano, las maravillas de la mano de Dios y las pruebas del genio y la actividad del Hombre.... La Suiza entera parece desarrollar todas sus galas y todos sus horrores naturales en ese cuadro compuesto de millares de paisajes.