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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Me siguen los pasos la miseria y la policía. Cuando me detengo, anonadado por esta existencia de Judío Errante, la Justicia, en nombre del miedo, me grita que ande, y vuelvo a emprender la marcha. Soy un hombre temible, así como me ves, Esteban: enfermo, con el cuerpo arruinado antes de la vejez y la certeza de morir muy pronto.

De estas almas, así heridas, brota entonces un raudal de ideas puras, de sentimientos sobrehumanos y de conceptos cercanos de la perfección, que vienen a ser como faros luminosos colocados de trecho en trecho en la historia, en el obscuro y áspero camino que sigue la humanidad errante. ¡Gran noticia, señores, gran noticia!

Sólo una luz incierta, vaga, errante, que bien podía ser una estrella, pero que tenía más trazas de engañoso fuego fatuo, iluminaba de vez en cuando el vacío y obscuro espacio de su cielo. Poldy acababa además de cumplir veintinueve años.

Llamábase Baltasar Gavilán. Su padre le había dejado algunos cuartejos; pero el muchacho, encalabrinado con la susodicha hembra, se dió a gastar hasta que vió el fondo de la bolsa, que ciertamente no podía ser perdurable como las cinco monedas de Juan Espera-en-Dios, alias el Judío Errante.

Es el Adiós o la Serenata de Schubert, el preludio de la Traviata, que, surgiendo en el silencio con su acento tenue y vago, produce un efecto admirable; son, sobre todo, los tristes, los desolados bambucos colombianos, con toda la poesía de la música errante de nuestras pampas.

Díjole que desde que el Rey Samdai le señaló la mujer única, para que le siguiera y de ella se apoderara, anduvo corriendo por toda la tierra. Más él caminaba, más delante iba la mujer, sin poder alcanzarla nunca. Andando el tiempo, creyó que la fugitiva era Nicolasa, que con él vivió tres años en vida errante. Pero no era; pronto vio que no era.

Varias veces se había tropezado con el solemne personaje, sin que éste reparase en él. Le reconocía, pero pasaba adelante fingiendo no verle. Debía estar enterado de su existencia errante, de su deseo de no ser hombre serio, de aquella vida bohemia que le hizo atascarse a más de la mitad de su carrera universitaria.

Añádase á esto la vida errante de Carlos V, que nunca residió largo tiempo en España, y privó así al arte dramático de las ventajas y favor, que hubiese recibido de la corte.

Yo no digo que no cometa sus pecadillos; pero has de pensar, hija, que en el mundo no somos todos iguales, que las faltas cambian según los medios de vida de quien las realiza, y, por ejemplo, lo que es pecado en el hombre que vive tranquilamente en su casa, rodeado de su familia, á la que debe dar ejemplo, no lo es en el soldado que hace la guerra y va errante por el mundo.

Al paso que Madrid se elevaba al primer rango entre las ciudades de España, ofrecía también á las compañías de cómicos mayores atractivos para permanecer en ella, y como consecuencia de esto, pedía un repertorio más completo que el que llevaban en su vida errante, puesto que cuanto más numerosas y nuevas eran las obras dramáticas, más considerables eran también los ingresos en la caja de los directores y de los hospitales.

Palabra del Dia

bagani

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