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Actualizado: 26 de julio de 2025


Para ya es hora. Pero aun puedo servir a este único corazón de nuestras Repúblicas. Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo. Vea lo que hacemos, usted con sus canas juveniles y yo a rastras con mi corazón roto.

De niña la conocimos recibiendo las caricias de Guzmán; y también sabe el lector, bajo la fe de nuestra palabra, que tres años después todo había crecido en ella con prodigioso equilibrio: lo físico y lo moral, las perfecciones del cuerpo y las del alma. Pues a los diez y ocho era eso mismo, en las debidas proporciones.

Y todo esto sería verdad, pero le gustaba muy poco; no porque adoleciera de sensiblerías románticas, sino por razones bien opuestas: por obra de aquel equilibrio prodigioso que existía entre todos los elementos que la constituían, de cuerpo y de alma.

Apenas levanta la cabeza, el hombre trastrueca todo el bien concertado sistema de finalidades con que el universo se sustenta en equilibrio, y él mismo se erige centro del universo y foco de todas las finalidades. La finalidad de todas las cosas reside en el hombre, dice el hombre. Pero, y el hombre, ¿qué finalidad tiene? Comienza la era de lo absurdo.

María Josefa Hevia tenía ya por lo menos cuarenta años, y sus quince habían sido casi tan feos, pese al refrán, como sus cuarenta. Como no poseía tampoco bastante hacienda para restablecer el equilibrio, ningún valiente había llegado a redimirla del purgatorio de la soltería.

El viaje es penoso y parece largo á causa del temor á lo desconocido que llena las simas y las galerías. En ciertos parajes, sólo se puede avanzar con mucha pena: es preciso entrar en el cauce de la corriente y tenerse en equilibrio sobre las piedras resbaladizas; más lejos, la bóveda se rebaja por una curva repentina, y sólo deja un estrecho paso, que es preciso atravesar arrastrándose.

Mi tío Ramón hacía pucheros de alegría y de íntima satisfacción. ¡El, sin sospecharlo, él, a sus sesenta y tantos años, había producido aquel verdadero atentado contra la regularidad del equilibrio lunar!

Esa sociedad parisiense que ríe y se divierte sin cesar, y todo ese equilibrio europeo incapaz de alterarse por el más hondo dolor individual, me ponían colérico. Pero al fin hube de pensar: » ¿Qué puede importarle a ese mundo indiferente la muerte de mi pobre Magdalena? Todo se reduce a que haya en la tierra una mujer menos y en el Cielo un ángel más...

Capítulo II Liquidación «Isidorita Rufete, ¿conoces el equilibrio de sentimientos, el ritmo suave de un vivir templado, deslizándose entre las realidades comunes de la vida, las ocupaciones y los intereses? ¿Conoces este ritmo que es como el pulso del hombre sano? No; tu espíritu está siempre en estado de fiebre.

A ti debo las ideas nuevas, este vigor del alma, este olvido de larvas y aprensiones... y el equilibrio del ánimo, que me trajo la calma apetecida...». Suspendo el himno porque Quintanar jura que se muere de hambre y me llama desde abajo, desde el comedor, con una aceituna en la boca.... ¡Ya bajo, ya bajo!... ¡Allá voy!..

Palabra del Dia

buque

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