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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Eso podría parecer singular, en efecto, si no supiéramos que las creencias humanas, lo mismo que todos los desarrollos naturales, escapan a los límites de los sistemas. Godfrey había designado primero a Eppie, que entonces tenía unos doce años, como una criatura que les convendría adoptar. No se le había ocurrido nunca que Silas preferiría perder la vida a separarse de su hija.
Aun cuando se contara con la reserva más delicada respecto de este punto de parte de las comadres de Raveloe en presencia de Eppie, las preguntas que ésta hiciera al crecer, relativamente a su madre, no hubieran podido ser evitadas sin enterrar por completo el pasado y establecer entre sus corazones una separación dolorosa.
¡Qué raro nos va a parecer el ver seca la vieja cantera! dijo Eppie, mientras que se volvía y agachaba para levantar una piedra bastante grande. Ved, papaíto, que puedo cargar muy bien ésta agregó dando algunos pasos con mucha firmeza, pero dejando en seguida caer la piedra.
No era que sus pensamientos sobre el pasado o el porvenir hubieran tenido una influencia decisiva sobre la resolución de Eppie, porque esa resolución había sido fijada por los sentimientos que vibraban al sonido de cada una de las palabras proferidas por Silas.
El oro lo había obligado a prolongar cada vez más su trabajo, los ojos y los oídos cerrados a todas las cosas que no fueran la monotonía de su telar y la uniformidad de su tejido. Pero Eppie lo distraía de su trabajo, haciéndole considerar todas las interrupciones como momentos de felicidad.
Venid a sentaros en esta tienda de cepillos, papá, os lo permitirán dijo Eppie, siempre sobre el quién vive, con el temor de que su padre fuera a ser presa de uno de sus extraños ataques . Quizás los dueños puedan deciros todo lo que ha pasado.
Eppie sólo se sorprendía de que el señor Cass hablara así de cosas que no tenían nada de común con la realidad. En cuanto a Silas, se sentía incomodado y ofendido. No veo, señor, adónde queréis ir a parar respondió, no ocurriéndosele las palabras adecuadas para expresar los sentimientos complejos que experimentara mientras oía hablar al señor Cass.
Además, cuando Eppie cumplió tres años desplegó el lindo talento de hacer travesuras o de encontrar medios ingeniosos para causar molestias, talento que proporcionaba mucho ejercicio, no sólo a la paciencia de Silas, sino también a su ciencia y sagacidad. En estas ocasiones, el pobre Marner se veía puesto en conflictos por las exigencias incompatibles del deber y del cariño.
Le quedaba una esperanza: que se hubiera deslizado a través de la cerca para ir a las praderas, donde tenía la costumbre de llevarla a dar una vuelta. Pero la hierba estaba alta y no había medio de descubrir si Eppie estaba allí, sino buscándola atentamente, lo que hubiera sido un delito en el plantío del señor Osgood.
Cuando el sol se hizo más vivo prolongándose más el día y los botones de oro esmaltaban la pradera, se podía ver a Silas sea a mediodía, sea al declinar la tarde, en el momento en que las sombras de los cercos se alargaban , se podía ver a Silas que salía de su casa con la cabeza descubierta, llevando a pasear a Eppie más allá de las canteras, a los sitios en que crecían aquellas flores.
Palabra del Dia
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