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El templo estaba henchido de muchedumbre y todo jaspeado en lo alto de sol y de incienso. Los largos resplandores que bajaban de las vidrieras colorían de tintes espectrales la piedra y el alabastro, esmaltaban el oro de los púlpitos, pavonaban el obscuro nogal. Beatriz fue a arrodillarse con las damas nobles, entre el coro y la capilla mayor.

De tiempo en tiempo, un cohete de arranque subía rasgando los aires, estallaba en las alturas, y se deshacía en chorros de fuego, en luces blancas, verdes, rojas, que esmaltaban con los colores nacionales el obscuro cielo. Tronaban en el atrio los mortereres disparando marquesas, reventaba la bomba, y se iluminaban con rapidísima claridad, cúpulas y torre.

Más allá veíanse suaves contornos de montañas, que ondulaban cayéndose como si estuvieran bebidas; luego había un poco de mar, otro poco de río, el confuso perfil de una ciudad con góticas torres y almenas; y arriba, en el espacio destinado al cielo, una oblea que debía de ser la Luna a juzgar por los blancos reflejos de ella que esmaltaban las aguas y los montes.

Cuando el sol se hizo más vivo prolongándose más el día y los botones de oro esmaltaban la pradera, se podía ver a Silas sea a mediodía, sea al declinar la tarde, en el momento en que las sombras de los cercos se alargaban , se podía ver a Silas que salía de su casa con la cabeza descubierta, llevando a pasear a Eppie más allá de las canteras, a los sitios en que crecían aquellas flores.

Ovillitos, después de dirigir miradas escudriñadoras a las tapias y al camino, se sentó bajo el árbol que cobijaba a Román, y sacando una tijera, descosió dos de los infinitos parches que esmaltaban su mugriento capote de barragán.

Los manzanos y otros frutales estaban también en flor. Y la hierba nueva en el suelo y los tiernos renuevos en los álamos y en otros árboles lo esmaltaban todo de alegre y brillante verdura. Los pajarillos cantaban; el sol naciente doraba ya con vivo resplandor los más altos picos de los montes, y un ligero vientecillo doblegaba la hierba y agitaba con leve susurro el alto follaje.

Zumbaban las abejas que en los huecos de añosos árboles labraban sus panales. Las libélulas y las mariposas de los más nítidos colores y variados matices poblaban y esmaltaban el ambiente.