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Actualizado: 3 de mayo de 2025


Un día recibió la visita de un cura viejo y de aspecto tímido; el mismo que ahora iba sentado junto a él en el coche. Era el confesor de su mujer. ¡Bien había sabido escogerlo! Un señor bondadoso, de cortos alcances. Cuando dijo quién le enviaba, Luis no pudo contenerse: «¡Valiente tal!», y soltó redondo el insulto.

Don Acisclo era muy estrecho y escrupuloso de conciencia, y se ponía a buscar con afán a alguien que se llevase el vino por su justo valor; pero no le hallaba. Nadie daba por cada arroba sino seis o siete reales menos de lo que valía. Entonces D. Acisclo se sacrificaba; allegaba el dinero, se le enviaba al marqués, y tomaba el vino para por una peseta menos en cada arroba.

La causa de su venida fué deseo de satisfacer un agravio, con ayuda de los Catalanes; porque muerto un tio suyo que se llamaba Benito Jaqueria, en cuyo nombre habia gobernado el Castillo cinco años, con cuidado, y fidelidad, según él decia, habiale heredado otro tio suyo que luego vino á Fruilla, y sobre la averiguacion de ciertas cuentas tuvieron algunos disgustos, y vuelto á Génova el tio, tuvo aviso Ticin que enviaba cuatro galeras para prenderle.

Pero antes que llegase recibió el paquete de los nuevos títulos comprados que le enviaba un banquero amigo de Samper a quien éste los había dejado con tal objeto. Tristán quedó estupefacto y aterrado de su precipitación.

CAP. II. En que se trata cómo salieron las gentes desta tierra por mandado de Viracocha é asímesmo de aquellos sus viracochas que para ello enviaba; y cómo el Con Tici Viracocha ansímesmo se partió, é los dos que le quedaron, á hacer la mesma obra, y cómo se juntó, al fin de haber esto acabado, con los suyos, y se metió por la mar, adonde nunca más le vieron. 4

La nueva aventura amorosa de Clementina se desenvolvía de un modo tan pueril como grato para ella. Después de aquella inoportuna vuelta de cabeza, que tanto la había avergonzado, se guardó bien, durante algunos días, de mirar hacia atrás, aunque el saludo que enviaba a Raimundo fuese cada vez más expresivo y afectuoso.

Su buena suerte le enviaba á este tonto para que la entretuviese con su conversación durante una tarde larguísima, que sin esta visita hubiese resultado de monótona soledad. Al entrar en el salón, Moreno acarició los muebles con una mirada dulce y protectora, como si le perteneciesen.

Pero, por una de esas contradicciones tan frecuentes en los hombres, no se decidió nunca a comer los mismos alimentos que sus camaradas. Sin hacer alarde de ello, se dedicó a las legumbres, a las frutas y a las herbáceas, viviendo como un vegetariano, un pitagórico. Se consolaba de este régimen cuando se le enviaba con alguna comisión a la ciudad.

Con una condescendencia rara en ella, colmaba a aquellas señoras de atenciones y de regalitos, les enviaba frutas de su jardín y flores de su estufa y hasta invitaba a su hijo a unir al envío alguna banasta de caza.

Estando este día en la furia de la escaramuza vino á faltar la pólvora y cuerda; y yendo á pedirla á Aldana, General de la artillería, respondió que enviaba por ella á las naves.

Palabra del Dia

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