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Actualizado: 23 de junio de 2025


«Según noticias de buen origen decía el mejicanillo , que acabo de recibir, mi alojamiento en Peleches podría originar grandes contrariedades a mi prima, cuyos entretenimientos y placeres, autorizados y consentidos sin duda alguna por usted, son incompatibles con la presencia continua de un extraño que hasta pudiera suscitar recelos de cierta especie en el afortunado conquistador de los entusiasmos de Nieves.

Los dos adivinaron que el doctor hacía su visita por la necesidad de comunicar á alguien sus opiniones y sus entusiasmos. Al mismo tiempo, tal vez deseaba conocer lo que ellos pensaban y sabían, como una de tantas manifestaciones de la muchedumbre de París. no eres francés añadió dirigiéndose á su primo ; has nacido en Argentina, y delante de ti puede decirse la verdad.

Novoa hizo una leve alusión á la belicosa «Generala», que pretendía marcharse á París, como si su presencia pudiese influir en la guerra. Castro vió en esto un reflejo de la enemistad de la duquesa. Indudablemente, Valeria se había reído con él de los entusiasmos de doña Clorinda.

Muy bonitas las canciones, aunque ellos no habían entendido gran cosa... ¡pero el baile! ¡aquella danza serpenteante, con unos brazos que parecían hablar!... Doña Zobeida sonreía, contenta del triunfo de «esta buena señorita», haciendo confidente de sus entusiasmos a don José el clérigo, que la escoltaba igualmente con toda la autoridad de su sotana.

Sus entusiasmos de constructor embellecían aún los barrios antiguos con obras semejantes á las que había levantado años después en España al ocupar su trono. Luego de admirar en los museos la estatuaria griega y los objetos desenterrados que revelaban la vida íntima de los antiguos, corrió Ulises las arterias tortuosas y muchas veces sombrías de los barrios populares.

Era el único signo exterior de religiosidad: ni alardes de fe ni entusiasmos provocadores. Eso quedaba para los pueblos donde flaquea la devoción y la verdad divina tropieza con enemigos.

Por otra parte, en el estudio desapasionado de esa civilización que algunos nos ofrecen como único y absoluto modelo, hay razones no menos poderosas que las que se fundan en la indignidad y la inconveniencia de una renuncia a todo propósito de originalidad, para templar los entusiasmos de los que nos exigen su consagración idolátrica.

Esto lo supo después, cuando, ebrio de amor y un poco de benedictino non sancto, había caído en el panteísmo alalo a que le llevaban todos los entusiasmos de su organismo, más empobrecido de lo que prometían las buenas apariencias de su persona. Llegó cuando los músicos y cantantes saboreaban el ponche a la romana que Mochi había incluido en la lista de la cena.

El sueño más halagüeño de su juventud había sido el de continuar con su esposo en la más tierna y ardiente unión de las almas, la especie de vida ideal en que su madre la había iniciado participando con ella de sus lecturas favoritas, sus pensamientos y reflexiones sobre todas las cosas, sus creencias, y finalmente, sus entusiasmos ante los grandes espectáculos de la naturaleza o las bellas obras del genio.

Este abuelo había sido casado con una tía del general Saldaña; y aunque Atilio no alcanzó á conocerle, hablaba con frecuencia de él como de un personaje curioso que le inspiraba cierto orgullo ó amargas ironías, según el estado de su ánimo. Era un hombre de belicoso humor y sombríos entusiasmos, que había acabado de dilapidar la fortuna de la familia, ya quebrantada por los antecesores.

Palabra del Dia

rigoleto

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