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Actualizado: 25 de junio de 2025
En una noche un page hubo hallado Un papel bien cerrado, en que decia, Que mal á todas gentes ha tratado, Y agravia con molestia en demasia; Y que no siendo en esto moderado, El pago le dará Dios algun dia: El pobre con enojo loco y ciego Publica lo que dice el papel luego.
Le era preciso extremar la astucia puesta en juego para frecuentar la casa hasta obtener dos cosas: primera, ver a Paz y estudiar en su rostro la impresión que produjera su presencia; y segunda, si la muchacha no mostraba enojo, procurar por todos los medios imaginables que le quedara franca la entrada.
A que él entrase en relaciones serias con Juanita y conducentes a la buena fin se oponían dos consideraciones: era la primera la excesiva, sospechosa e íntima familiaridad que tenía Juanita con Antoñuelo, el hijo del herrador, y era la segunda la casi seguridad del furioso enojo de doña Inés cuando llegase a saber que él tenía un compromiso serio con Juanita.
4 Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, o hacer mal? ¿Salvar la persona, o matarla? Mas ellos callaban. 5 Y mirándolos alrededor con enojo, condoliéndose de la ceguedad de sus corazones, dice al hombre: Extiende tu mano. 6 Entonces saliendo los Fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él, para matarle.
Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, por la vía de Egipto; 25 mas de aquí a muy poco tiempo, se acabará el furor y mi enojo, para fenecimiento de ellos. 26 Y levantará el SE
Rafael callaba, caminando como un autómata, irritado por aquella charla que le traía a la memoria todas las obligaciones molestas de su vida. Sentía el enojo del que se ve despertado por un criado torpe en mitad de un dulce ensueño.
Vuelve, Isabel, esos ojos; Que no soy yo por lo menos Quien á tus ojos serenos Quitó luz y puso enojos. 1800 ¿Quién tan bárbara y cruel, Á tu hermosura atrevido, Causa de tu enojo ha sido? ¿Quién te me enojó, Isabel? No es posible que tuviese 1805 Noticia de mi rigor, Sin que luego de temor Súbitamente muriese.
Mis amos supieron todo cuando llegó a casa la noticia de que Malespina había herido mortalmente a su rival. El escándalo fue grande. La religiosidad de mis amos se escandalizó tanto con aquel hecho, que no pudieron disimular su enojo, y Rosita fue la víctima principal.
Acaso por esta razón fueron más animadas las fiestas; y en el último día, cuando la embriaguez llegó a su colmo, dió el cacique rienda suelta a su enojo con estas palabras: Nuestros padres hacían sus libaciones en copas de oro, y nosotros, hijos degenerados, bebemos en tazas de barro.
25 El hijo loco es enojo a su padre, y amargura a la que lo engendró. 26 Ciertamente no es bueno condenar al justo, ni herir a los príncipes por hacer lo recto. 27 El que detiene sus palabras tiene sabiduría; y de espíritu valioso es el hombre entendido. 1 Segun su antojo busca el que se desvía; en toda doctrina se envolverá.
Palabra del Dia
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