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Actualizado: 5 de junio de 2025


Tambien compuso varias comedias de liviano mérito entre las cuales se cuentan La prudente Abigail, A lo que obliga el honor, Amor con vista y cordura, Contra el amor no hay engaños etc.

Al fin trae un demonio á Lutero para recibir su castigo: CARNE. ¿Qué castigo se dará Al que engaños tan contrarios Os ha hecho aquí do está? ¿Qué castigo? el que se da á los vellacos falsarios. CARON. Abreviemos que he recelo, No haya otro engaño y presa, Con que nos ponga del duelo, No quede huesso ni pelo Que no sea hecho pavesa.

Dura muy poco: es fuego que llamea con extraordinaria rapidez y en seguida se extingue. Subsistirá, creo, algunos años todavía, hasta que se desvanezca la ilusión cuando pase la juventud y vea yo claro que es cosa de acabar de una vez con tales engaños.

De estas verdades, las que se refieren al dinero, al capital o a la riqueza, son las que han ofrecido más estímulo a estas tergiversaciones y engaños; pero aunque no pueda negarse que los economistas, que ponen, por decirlo así, definitivamente en claro estas verdades, hacen un gran servicio al público, no puede negarse tampoco que la mayor parte de estas verdades son de las que se llaman de Pero-Grullo.

Cuando Tristán publicó sus primeros artículos y poesías en una revista, juzgole de golpe un gran hombre, y de esta opinión ya no le apeó nadie en toda la vida. Al ponerse a la venta el año anterior su volumen de poesías titulado Engaños y Desengaños, García le creyó en el pináculo de la gloria y él a su lado para compartirla.

En amando, para Son los engaños notorios. 640 ¿Amor se funda en engaños? Primero que el amor fueron; Pues desde que ellos nacieron, El mundo cuenta sus daños. Si yo, Señora, creyera 645 Cobrar la deuda de vos, Sin conocernos los dos, Por otro estilo pudiera. No vengo sino á ofreceros Cuanto tengo y cuanto soy, 650 Con que pagado me voy, Y aun deudor de solo veros.

¡Loca!... ¡idiota!... gimió Mesía limpiando su mejilla que sintió húmeda y pegajosa. ¡Vuelve por otra! A que soy tambor de marina, como dice la Marquesa. La dama, completamente tranquila, sonriente, se metió un terrón de azúcar en la boca. Era su sistema. Se prohibía a misma, por desconfianza, las dulzuras de los engaños de amor, y los compensaba con golosinas, que «se pegaban al riñón».

Tampoco podemos admitir que el aparato escénico, necesario para representar las últimas piezas, fuese tal como él lo describe; al contrario, nos inclinamos á pensar muy al revés, pues que en ciertas comedias, como en La Eufemia y en Los engaños, de nada hubieran servido los trajes pastoriles, y en La Armelina hubiese sido imposible la representación sin un aparato escénico mucho más complicado.

Porque haces olvidar, con tus engaños, que el amor sólo brinda desengaños, y fingiendo el amor, el amor creas; por hacemos creer, con tus pudores, en la sinceridad de tus amores, ¡por hacernos creer, bendita seas! Cuando estoy solo, sueño en la blancura de tu piel y en el negro de tu pelo, y enardecido de pasión, me encelo por la sensualidad de tu cintura. Entre las sombras del pesar me pierdo.

Gonzalo no dejó la casa de su suegro, quien al cabo de cinco o seis días del desafío, tomó de llevar a Ventura al convento de Ocaña. Pero su vida fué triste, sombría por demás. Negábase, a pesar de las instancias de Pablo, a salir de caza o paseo. Aunque no se negaba de frente a acompañares también él acudió a los engaños para quedarse siempre en casa, donde descaecía a ojos vistas.

Palabra del Dia

rigoleto

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