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Actualizado: 29 de junio de 2025


Añadía la hija del médico que la exagerada gravedad, sobre todo en los mozos, se confunde con la tontería, y que, o ella había de poder poco, o había de sacarle a Pepe Güeto la gravedad, como quien saca los diablos de un endemoniado, y que, si no era tonto, había de volverle loco, obligándole a hacer mil locuras.

Pero has llegado a tiempo que me puedes rescatar, porque este a cuyos conjuros estoy asistiendo me tiene ocioso, sin emplearme en nada, siendo yo el espíritu más travieso del infierno. Don Cleofás, espumando valor, prerrogativa de estudiante de Alcalá, le dijo: ¿Eres demonio plebeyo, u de los de nombre? Y de gran nombre le repitió el vidro endemoniado , y el más celebrado en entrambos mundos.

32 Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado. 33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la multitud se maravilló, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel. 34 Mas los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.

786 Allá pasamos los dos noches terribles de invierno: el maldecía al padre Eterno como a los Santos benditos, pidiendolé al diablo a gritos que lo llevara al infierno. 787 Debe ser grande la culpa que a tal punto mortifica; cuando vía una reliquia se ponía como azogado, como si a un endemoniado le echaran agua bendita.

Lo curioso es que los tres conductores del loco inofensivo llevaban tambien á su cargo otro furioso, á quien habian encerrado en una pieza de la estacion miéntras llegaba el momento de entrar al tren. Este segundo hablaba nada menos que de serios proyectos de asesinar al Anticristo, y mostraba los puños como un endemoniado, lanzando miradas lenas de cólera sombría.

Busca amo y vete con Dios, que yo no quiero en mi compañía tan diligente servidor. No es posible sino que hayas sido mozo de ciego." Y santiguándose de como si yo estuviera endemoniado, tórnase a meter en casa y cierra su puerta. Tratado Tercero Cómo Lázaro se asentó con un escudero, y de lo que le acaeció con él

Allí estaba ella, para arreglarlo todo con el endemoniado Gabriel. Y alegraba la sombría habitación con sus risotadas y sus palabras enérgicas de vieja sana. Otras veces invadían la casa los amigos de Gabriel, abandonando la tertulia del zapatero.

Y la exageración y violencia del sentir, en vez de magnificarle y corroborarle, le ponen enfermo y le dan un aspecto diabólico, delirante y lúgubre. Se diría que las pasiones y operaciones de nuestro ser se resisten á ser atribuídas y sujetas á leyes físicas sólo, y así, al apartar del efecto toda causa ó influjo divino, se le atribuímos infernal ó endemoniado.

¿Qué sucede? preguntó mal despierto el hidalgo. Es don Pedro, don Pedro que me busca para acuchillarme. ¡Agora llega, ahí está! agregó el lacayo, señalando hacia el corredor y temblando de pies a cabeza como endemoniado. En efecto: instantes después, entró el hijo segundo, loco de ira y la boca contraída por una mueca de exterminio.

Don Aquiles vivía en la calle de Méjico, pues la antigua casa en que tuvo su tienda, fué vendida y derribada; y aunque alejado del comercio, metía baza en negocitos fáciles y sin peligro, pero sin caer en el pecado de la usura; él no tenía más defecto que su genio endemoniado y aquella manía de las cosas religiosas, que secaba su corazón y descarrilaba su buen sentido.

Palabra del Dia

lanterna

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