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Actualizado: 20 de mayo de 2025


En el patio me tropecé a don Pablo Aquiles; siendo él tan político siempre, no me saludó ni dijo palabra, ¿entiendes? Arriba, Quilito, encerrado, sin querer abrir la puerta; cuando oyó mi voz, me mandó con Pampa esta carta, que ahora te daré, y para eso, la echó por la ventana. Bueno, pues todo esto, pienso yo que tiene busilis, y el busilis es la Bolsa. ¿La Bolsa?

Habían llegado a su cuarto, y sentadas en las dos únicas sillas del aposento, hablaron de Salvador. Carmen, que ya tenía noticias de su partida, se maravilló de que no hubiera ido a despedirse de ella. Entonces se quedó Rita muy asombrada, y descubrió por primera vez una mentira de señorito. Aquí hay gato encerrado pensó, y trató de obtener de la muchacha alguna luz para alumbrar aquel misterio.

En efecto, las fortificaciones, sin ser de provecho positivo bajo el punto de vista militar para la defensa, de Paris, no solo han encerrado la ciudad, embarazando el ensanche de sus suburbios, sino que, en realidad, pueden servir apénas de instrumento para la opresión.

Tu mamá estaba muy disgustada, porque te nos habías hecho muy chu... la... pito; eso es». El marido continuaba encerrado en su prudencia; mas no por eso se enfadaba Jacinta. Bien le decía su sagacidad femenil que la obstinación impertinente produce efectos contrarios a los que pretende.

La víspera de la recitación encontróse con un amigo y le expresó así sus temores sobre su pequeño y poético secreto: «Quisiera que nadie lo supiese de antemano; pero temo decírselo a todo el mundo». En estas pocas e ingenuas palabras del abate Delille está encerrado el secreto de la propagación de los secretos. ¿Por qué nos cuesta tanto guardar un secreto?

Cuando llegó la hora de mi embarque, en plena noche, disfrazado de marinero, dejé en la taberna todos mis objetos de uso personal y el pequeño fajo de hojas escritas por ambas caras. Vagué tres meses por Italia, volví á España, y un consejo de guerra me condenó á varios años de presidio. Estuve encerrado más de doce meses, sufriendo los rigores de una severidad intencionada y cruel.

Gabriel, encerrado en aquel cuartucho, sin más oyente que el maestro de capilla, olvida la discreción que se había impuesto para conservar su existencia tranquila en la catedral. Podía hablar sin miedo en presencia del artista, y hablaba ardorosamente de los reyes españoles y de la tristeza que habían infiltrado en el país.

Habíanla encerrado; tuviéronla a pan y agua una porción de días; quitáronla de trabajar en la fábrica y no la dejaban salir ni a misa. Nada; ella todo lo sufría con gusto por su Joaquín. Cuando ya me creían medio muerta de hambre y congoja, me ponía a cantá con la mayor desvergüensa: Me han quitao de ir a misa, me han quitao el confesá, me han quitao de ir a verte. ¡Qué más me pueen quitá!

El tremendo alcalde de casa y corte Ruy Pérez Sarmiento, á quien ya conocemos, había sido llamado entre doce y una de la noche anterior por el duque de Lerma. El duque de Lerma había llamado al alcalde de casa y corte, porque entre diez y once de la noche había estado encerrado un largo espacio con él don Francisco de Quevedo.

Cuando salió de la prisión, donde estuvo algún tiempo encerrado por las ideas moderadas, volvió a sus posesiones del castillo de Monceau en unión de su hermana, bella criatura que se ha dedicado a cuidar a su hermano: parece que ha nacido para hacer la dicha de un esposo.

Palabra del Dia

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