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Actualizado: 3 de julio de 2025
Por eso Josefina no podía explicarse la actitud de Félix Aldea, aquel empeño en mostrarse enamorado junto al recelo para confesarla su amor. Lázaro apreció rápidamente la situación: Josefina era buena, y el galanteo de que Félix la hacía objeto servía para alejar sospechas.
Por último, Miguel se declaró: era un joven enamorado tiempo hacía, y que devoraba en secreto su amor sin esperanza, y sus celos.
El primer día que se hablaron, el marino, enamorado de su país, le describió las bellezas del Morbihán, extenso mar interior rodeado de bosques, con islas cubiertas de pinos; las antigüedades venerables de la ciudad; su catedral gótica, abundante en tumbas, entre ellas la de un santo español: San Vicente Ferrer. A Caragòl le dió un vuelco el corazón.
Los palitroques de los jardinillos trazaban delgadas y negras rayas en él, semejando la proyección de grandes ventanas enrejadas. Allá lejos, enfrente, seguía percibiendo la figura del celoso enamorado, inmóvil, plantado sobre sus piernas abiertas, con las manos en los bolsillos. La de la sufrida doncella no se veía, pero se adivinaba.
El enamorado capitán era incapaz de abandonar un instante el recuerdo de su protegido, y á la caída de la tarde, cuando ya desesperaba éste de satisfacer su apetito, empezando á calcular la posibilidad de una invasión de la capital en busca de comida, vió cómo avanzaban por la playa unas cuantas máquinas rodantes, negras y sin adornos, de las que servían para el avituallamiento del ejército.
La gratitud por tan magno servicio exigía que Benedicta, entre ruborosa y complacida, murmurase un Pase usted adelante, aunque la casa no es como para la persona. Suponemos que esto o cosa parecida sucedería, y que Fortunato no se dejó decir dos veces que le permitían entrar en la gloria, que tal es para todo enamorado una mano de conversación a solas con una chica como un piñón de almendra.
Buscaba allí la fe que se desmoronaba. «¿Por qué se desmoronaba? ¿Qué tenía que ver la Iglesia con el Magistral? ¿No podía aquel señor haberse enamorado de ella... y ser verdad sin embargo todo lo que dice el dogma? Claro que sí. Pero rezaba para creer.
El respeto y el cariño de la hija del médico al P. Enrique eran grandes también; pero no tanto que le impidiesen por completo todo fallo algo contrario sobre su conducta. Doña Manolita, pues, sin pensar que doña Luz hubiese dado para ello ni ocasión ni motivo, empezó a sospechar que el Padre, más o menos confusa y vagamente, estaba enamorado.
Don Víctor estaba enamorado de Perales; él no había visto a Calvo y el imitador le parecía excelente intérprete de las comedias de capa y espada.
¿A qué pronunciar ahora su nombre? Es que como todo tiene una causa en este mundo, el estado en que os encontráis la tiene, y esta causa es el duque de Lerma. ¿El duque de Lerma tiene la culpa de que yo me haya enamorado de él?
Palabra del Dia
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