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Actualizado: 5 de mayo de 2025


En una de las vueltas, la impaciencia fué mayor; se paró, y enfadado hasta donde se puede enfadar el buen Padre, exclamó: ¡Caramba con D. Luís, que se empeña en no encender el faro!

Porque tengo el derecho de saberlo, porque sus principios religiosos le obligan a decirme toda la verdad, y, finalmente, porque, si usted se empeña, recurriré a otros medios para esclarecer mis dudas... Esta amenaza, lanzada casi sin querer, destruyó las últimas resistencias de la señora Princetot.

Aquellos rizos ondulan con tanta obstinación como un pequeño arroyo bajo la brisa de marzo y se escapan de la peineta que se empeña en recogerlos detrás de la cabeza. Eppie no deja de estar mortificada por esto, porque ninguna joven de Raveloe tiene cabellos parecidos a los suyos y se imagina que los cabellos tienen que ser lacios.

Pues no señor; usted se empeña en que el negocio sea más raro y más difícil de explicar, y usted dispone que la boda se celebre a escape a fin de que no sobrevenga el fenómeno de la aparición de una criatura humana perfecta y mucho menos que sietemesina.

Hago una vida muy retirada... Pues como iba diciendo a usted, mi hermana quiere que me ocupe en algo. Como no puedo trabajar de aguja ni en máquina, Amparo se empeña en que ponga un establecimiento de modas, y para empezar me ha mandado un cajón grandísimo de sombreros, fichús, pamelas, lazos, corbatitas, camisetitas... preciosidades.

Temo que las mujeres de la Central me oigan y se rían. Pues ya que se empeña usted, ya que lo pide con tanto fervor, no hay más remedio. Lo diré, aunque me oigan. Repetiré lo que ya le dije tres o cuatro veces, cuando echábamos migajitas de pan a los patos y peces del estanque del Retiro: para usted las migajitas de mi corazón, que será todo suyo, si con amor me paga. Mucha precipitación es esa.

no sabes añadió volviéndose a Amparo que la señora Porcona es parienta, muy parienta, del señor de las Guinderas, aquel tan rico que tiene dos hijas y vive en el Malecón y viene aquí a veces: y él se empeña en negarlo y en no darle un ochavo; pero ella se lo ha de ir a cantar a las hijas el día que vayan más majas por el paseo. ¿Verdá, señora Porcona?

Pus que sean quince... ó que sean doce, ya que usted se empeña. Pero de ahí no bajo nada. No me conformo con menos de doce ó daré el escándalo. En usted confío, dotor. Ya le quisiera yo ver con una perra como la mía: sabría lo que es bueno. ¿Qué he de hacer? ¿Ir á presidio y que se mueran de hambre mis pequeños? ¡Que paguen, que paguen, ya que quieren hacer el guapo!

No, no está segura dice Rufete, demostrando terror . No sabe usted qué guerra me hacen esos pillos. No me pueden ver. Pero yo gozo con sus infamias. Cuando un verdadero genio se empeña en subir a la gloria, la envidia le proporciona escaleras.

Hace ya más de ocho días que la pidió a su hermano, que, por supuesto, ¡abrió un ojo!... Pero la chica, pásmese usted, se niega a casarse con su tío, y todos dicen que tiene la culpa el sobrino del cura, que la ha levantado de cascos... El padre, con esto, dicen que la pega cada pie de paliza que la pone como una breva. Pero ella se empeña en que no, y que no, y no hay quien la saque de ahí...

Palabra del Dia

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