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Actualizado: 27 de junio de 2025
Entre ellas el Canto á la derrota del Quebracho, la Muerte de Zacarias Alvarez, la Elegía á Lavalle, El Grito de Alarma en 1841 y su composicion Al 25 de Mayo en 1844, durante el sitio de Montevideo, son verdaderas páginas históricas llenas de vida, en que las heróicas pasiones de sus contemporáneos acompañan el canto varonil del poeta.
El redactor principal del N ... le contestó el secretario, director de una sociedad filantrópica, caballero de Carlos III, por una oda dedicada al rey; socio honorario de todos los clubs revolucionarios de París, por una elegía á Marat.... ¡Redactor del N!... exclamó admirado el interpelante. ¿Entonces hay en Madrid dos periódicos de ese nombre! No, señor don Silvestre.
Así es como he comprendido siempre la poesía, y así la han comprendido todos los grandes maestros, si estudiamos con atencion sus obras. La elegía á Santos Vega no es sinó la aplicacion ingénua de esta teoría: en ella he procurado elevarme un poco sobre la vida real, sin olvidar el colorido local y sin dejar de mantenerme á la altura de la inteligencia del pueblo.
Y Trifón corría, se encerraba con su elegía y continuaba escribiendo: ¡Duda fatal, incertidumbre impía!... Parada en el umbral, la Parca fiera ni ceja ni adelanta en su porfía; como sombra de horror, calla y espera... Pasaban algunas horas, volvía a presentarse Trifón en casa del moribundo; con voz meliflua y tenue decía: ¿Cómo sigue don Pompeyo? Algo recargado le contestaban.
Tú me darás la cítara enlutada con las cuerdas que vibran la elegía, para endulzar de mi nación las penas y el ruído amortiguar de sus cadenas.
Fernando de Herrera, Pablo de Céspedes, el licenciado Roelas, Martínez Montañez, Juan de Malara, Baltasar del Alcázar, los Carducho, Góngora, Jauregui, Alonso Cano, Quevedo, Rodrigo Caro, autor de la soberbia elegía a las ruinas de Itálica, y tal vez Miguel de Cervantes.
En ellas me proponía sacar la Elegía del carril en que se arrastraba, dándole la forma y el movimiento dramático, que es el que mas poderosamente hiere la imaginacion y conmueve el alma. Esto mismo es lo que ha hecho Delavigne en algunas de sus Mesenianas. Tal fué mi objetivo: dudo de haberlo alcanzado. Esta composicion se ofrece hoy correjida en su forma definitiva.
En la elegía séptima finge un diálogo con un mozo de mulas, al cual dice: Que si bien consideras, en Toledo Hubo sastre que pudo hacer comedias, Y parar de las musas el denuedo. Mozo de mulas eres, haz tragedias: Y el hilo de una historia desentraña, Pues es cosa más fácil que hacer medias. Guissa como quisieres la maraña, Y transforma en guerreros las doncellas, Que tú serás el cómico de España.
La cuestión del regato reaparecía nueva y palpitante de interés entre el vecindario a cada Congreso que se constituía en Madrid, a cada municipio que se elegía en la villa, a cada gobernador que se cambiaba en la capital de la provincia. Y dicho queda con esto que la tal cuestión apenas se olvidaba un punto.
Yo no recuerdo nada de esto. Me he mirado al espejo y he visto... ¡Oh! el aspecto de mi miseria me ha hecho llorar. Mi llanto ha sido una elegía muda a mi destrucción. Porque yo soy una ruina. El espejo, que no miente, me lo ha dicho. Y luego, hay en mis ojos una cosa que me espanta; algo de fuego recóndito allá lejos, muy lejos, en la inmensidad, en lo infinito, dentro del foco de mi mirada.
Palabra del Dia
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