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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Entonces Zoraida o Carmen, con cierta suave violencia, se lo quitaban. ¿Por qué? les preguntaba sorprendida. Ellas callaban, mirándose. Zoraida, que era música, solía sentarse al piano y ejecutaba con maestría motivos de Chopin o de Beethoven. A veces lo hacía como jugando, interrumpiéndose a cada rato por seguir la conversación de sus hermanas.
Agarré todos los papeles y los eché al fuego. Estaba muy tranquilo mientras ejecutaba aquella obra que en cualesquiera otras circunstancias me habría costado algún pesar. En aquel mismo instante llegó la carta de Magdalena. Era como debía ser, cordial, tierna, delicada y sin embargo, me quedé estupefacto viendo desvanecerse una esperanza.
¿Ahí está el señor Florimorte? -replicó el cura-. Pues a fe que ha de parar presto en el corral, a pesar de su estraño nacimiento y sonadas aventuras; que no da lugar a otra cosa la dureza y sequedad de su estilo. Al corral con él y con esotro, señora ama. -Que me place, señor mío -respondía ella; y con mucha alegría ejecutaba lo que le era mandado.
Declárase más el divorcio con el clasicismo pasado cuando el Borromino logra secuaces entre nosotros, cuando Alonso Cano traza en 1649 su arco para la entrada de la reina D.ª María Ana de Austria en Madrid, es decir en la segunda mitad del reinado de Felipe IV. Entonces el Rizi contribuía quizá mas que otro alguno á precipitar esta revolucion artística, con las decoraciones que como perspectivo ejecutaba para el teatro del Buen Retiro, y que la corte entusiasmada aplaudia.
Y raro era el día en que el padre no la dijera: Hijita, vas a ponerme en limpio ese manuscrito que está sobre la mesa del escritorio; tu letra es más clara que la de Jacinto, y no echas borrones, ni haces raspaduras. A todos atendía Susana, y todo lo ejecutaba a maravilla. Y en el salón, en el escritorio, en el tocador y en la cocina, siempre era la misma, dispuesta y viva, amable y afectuosa.
Dice Pacheco en su libro de Verdaderos retratos, que al ver Luís de Vargas las obras que por entonces ejecutaba en Sevilla Pedro de Campaña, deseando perfeccionarse más en el arte, tornó á Italia, donde permaneció dos años, al cabo de los cuales volvió á su patria, dando entonces comienzo la época más fecunda de su vida en producciones artísticas.
Evidentemente, la razón que me daba no era aceptable, porque a pesar del talento de Juno, yo que no amaba el piano, sentía ganas de gritar y de escaparme cada vez que ella ejecutaba alguna sonata de Mozart o de Beethoven. ¡Qué dos hombres que pueden vanagloriarse de haber aburrido a la humanidad! Yo me desesperaba pensando en sus mujeres.
Palabra del Dia
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