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Actualizado: 21 de junio de 2025
ASCLEPIGENIA. Y no es eso lo peor, sino que se apodera de los ánimos una tristeza vaga y sofística que los enerva; tristeza que los antiguos apenas conocieron; un menosprecio del mundo y de las dulzuras de la vida, que despuebla las ciudades y puebla los desiertos; un desdén del bienestar y de la riqueza, que roba brazos a la agricultura y a la industria; y una mansedumbre resignada, que amengua el valor del ciudadano y del guerrero.
Pero Dios Nuestro Señor, con las dulzuras y remedios del cielo, de que en lances tales suele ser liberalísimo con sus siervos, le confortó de tal manera, que en brevísimo tiempo pudo levantarse y volver á las tareas primeras.
No; no he dejado yo por ignorancia ningún regalo, ninguna dulzura, ninguna gloria: todo lo conocía y lo estimaba en más de lo que vale cuando lo desprecié por otro regalo, por otra gloria, por otras dulzuras mayores.
Aprobó Miquis cumplidamente estas ideas y con toda energía excitó a su amigo a probar las escasas dulzuras de esta corta vida, ya que sin quererlo tenemos siempre entre los labios sus amarguras, y pues la ocasión de ser dichoso no se presenta siempre, aprovéchese cuando viene, que tiempo hay de sobra para privaciones, disgustos y penas.
Pasadas unas cuantas generaciones, estas máquinas de músculos, sin iniciativa ni voluntad, resultarán perfectas. En nuestra vida de familia ejerce un miedo salutífero la existencia de dicha clase inferior. Los hombres obedecen sin discusión á la esposa ó la madre, por miedo á perder las dulzuras de la vida de harén que llevan en sus casas.
Mejor hubiese sido para él no asomar al mundo, permanecer en el limbo de los privilegiados que no llegan a formarse. Semejante al escudero de Don Quijote, que, cuando al fin se vio en las abundancias de Barataría, tuvo al lado un doctor Recio para contrariar sus apetitos, el pobre ser no podía gozar en completa libertad las dulzuras de la escasa vida que le restaba.
Esta halagadora idea, dispersó las últimas nubes que obscurecían mi ánimo, y pensé en la hermosura del firmamento, en las dulzuras de la vida y en el talento que tienen las tías cuando se van al otro mundo. Mis segundas ideas fueron dedicadas a mi tío.
Jamás se me había ocurrido averiguar si Agustín tenía familia, hasta, tal punto tenía la manera de ser de los huérfanos, es decir, el aire de independencia y abandono, o en otros términos el carácter de una vida individual, sin orígenes, ni deberes, ni vinculaciones, ni dulzuras. Se ruborizó levemente al pronunciar la frase «accidente de mi nacimiento» y comprendí que era más aún que huérfano.
Es más de media noche. Ha empezado el día de mi cumpleaños. Hoy vendrás a verme y yo debo recibirte. El empeño contra ti de tu rival prosigue con ímpetu. Mi egoísta amor de la vida, el terror que infunden lo desconocido, lo inmenso y lo obscuro que hay más allá, y todas mis aficiones a los materiales regalos y dulzuras, luchan en favor tuyo y me encadenan y tratan de retenerme cautiva para ti.
Mientras hablaba con don Pompeyo de la religión, de sus dulzuras, de la necesidad de una Iglesia que se funde en revelaciones positivas, el Magistral preparaba todo un plan para sacar provecho de su victoria.... Ya que aquel tontiloco se le metía entre los dedos, no sería en vano.
Palabra del Dia
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