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Actualizado: 12 de junio de 2025


Frígilis, sereno, por dignidad, pero temiendo una casualidad, la de que Mesía tuviera valor para disparar y, por casualidad también, herir a Víctor, Frígilis apretó la mano a Quintanar al dejarle en su puesto de honor. Y se separaron testigos y médicos a buena distancia, porque todos temían una bala perdida. Don Álvaro pensó en Dios sin querer.

53 Juyeron los más matreros y lograron escapar: yo no quise disparar, soy manso y no había porqué, muy tranquilo me quedé y ansí me dejé agarrar 54 allí un gringo con un órgano y una mona que bailaba, haciéndonos rair estaba, cuanto le tocó el arreo, ¡tan grande el gringo y tan feo, lo viera cómo lloraba!.

También podía ser que se hubiera marchado lejos, con la vieja, y no volviese hasta bien entrada la noche. Debía partir. Y con la escopeta en la mano, para ser el primero en disparar si encontraba al enemigo, emprendió el regreso al valle. Otra vez volvió a encontrar en el camino payeses y muchachas que le miraron con tenaz curiosidad, contestando apenas a su saludo.

Y por vuestra vida, aprended también á disparar formando curva, pues aunque de ordinario la flecha va derecha al blanco, os hallaréis muchas veces atacando á gentes parapetadas tras las almenas ó en lo alto de una torre, ó á enemigos que ocultan pecho y cara con el escudo y á quienes sólo matan las flechas que les caen del cielo.

Cuando Febrer miró otra vez hacia el cobertizo, ya no vio al herrero. Esta ausencia le hizo requerir la escopeta, acariciando sus llaves. Indudablemente iba a salir con un arma, cansado de aguantar esta provocación muda que venía a buscarle en su propia casa. Tal vez iba a disparar por alguno de los ventanucos que daban luz a la negra vivienda.

Al fogonazo, vió a Martín en el tronco del árbol y volvió a disparar. Se oyó un chillido agudo de mujer y el golpe de un cuerpo en el suelo. La madre de Carlos y las criadas, alarmadas salieron de sus cuartos gritando, preguntando lo que era. Catalina, pálida como una muerta, no podía hablar de emoción. Doña Águeda, Carlos y las criadas salieron al jardín.

A las tres nos dió una gran turbonada de agua y piedra gruesa como nueces, la cual espantó é hizo disparar las caballadas: á las siete cesó. Dia 4.

Luego surgía el grito de guerra: «¡Sus, á los indiosEstaba convenido que los indios debían huir: para eso iban envueltos modestamente en un trozo de tapiz y llevaban en la cabeza plumas de gallo. Pero huían traidoramente, y al verse sobre vargueños, mesas y pirámides de sillas, empezaban á disparar volúmenes contra sus perseguidores.

Todo lo que quedó del día se entendió en tirar escopetas y arcabuces de una parte á otra, no cesando nuestra artillería de disparar á donde veía que podía hacer mal. Aquella misma tarde, acabado de recoger su campo, comenzaron á tirarnos con dos piezas de artillería por la parte de poniente.

Tampoco en el arte difícil de levantar arcos de ramaje con transparentes para la noche, ni en disparar cohetes velozmente y a plomo. Pues bien; este ingeniosísimo varón, que tanto había regocijado a la villa con sus peregrinas invenciones, hacía ya mucho tiempo que permanecía inactivo.

Palabra del Dia

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