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Actualizado: 3 de junio de 2025
El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor. Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró. Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión.
Una suma respetable, mi tío responde. Eso cae mal dije; toda la posesión está gravada con hipotecas, hay reparaciones urgentes que hacer, y tú lo sabes, la agricultura no rinde nada. ¿Entonces, mi dimisión? pregunta mirándome fijamente como el acusado que espera el fallo del consejo de guerra. A menos que tú tengas in petto alguna rica heredera que te saque del atolladero....
Una vez en casa, arreglé mis cuentas de la semana y mandé que me prepararan un grog. Esa fue toda la fiesta que hice. Al día siguiente, llega Lotario Pütz, de uniforme. Siempre de servicio, muchacho? le pregunto. Mi dimisión no ha sido aceptada todavía responde mirándome con ojos atravesados, como si yo fuera la causa de todas sus desgracias.
Soy un reloj que tocó su última campanada, y aunque anda un poco todavía, ya no da la hora». No murmuró ella frotándole el pecho con su cabeza , no... Todavía... ¡Ay, qué ilusión! Yo acabé. El estómago me pide el retiro. Hay algo en mí que ha hecho dimisión; pero dimisión irrevocable; efectividad concluida, funciones que pasaron a la historia.
Dos horas despues, el alto empleado presentaba su dimision y anunciaba su vuelta á España por el próximo correo. A raiz de los acontecimientos narrados, muchas madres llamaron á sus hijos para que inmediatamente dejasen los estudios y se dedicasen á la holganza ó á la agricultura.
Meneó violentamente la cabeza. Entonces, sí; tu dimisión. ¿Y si dividiera la propiedad, o lo que queda de ella?... ¿qué te parece? No te da vergüenza muchacho? dije. No se vende la camisa que se tiene en el cuerpo, ni se hace fuego con la madera de la cama. Hablas de la cosa muy cómodamente, mí tío... ¿No estoy entre las manos de los usureros? Yo pregunto: ¿Cuánto es?
En todo caso, contamos con usted, capitán; a mi marido le encantará recordar con usted los buenos tiempos, como él llama a aquellos en que estaba soltero. Muy amable para ti, mi pobre Jenny. Tiene cuidado de añadir que echa de menos, no el celibato, sino el uniforme... Eso lo comprendo. ¿Por qué le has hecho presentar la dimisión? ¿Querías que fuese siguiéndole de guarnición en guarnición?
»Proyectan pasar el invierno en Italia, o para hablar con más propiedad, mi prudente previsión les ha sugerido ese propósito. Así, pues, presentaré mi dimisión de médico de cámara y me iré con mis hijos. »Magdalena es rica y yo también lo soy. ¡Qué puedo necesitar yo, si lo que guardé fue para ella!
Concluida la sesion, en la que dichos Señores Comandantes ratificaron su primer concepto y cuanto habian expresado, se retiraron: y los Señores, conociendo que en tan apuradas circunstancias no se presentaba otro arbítrio sino que el Exmo. Señor D. Baltazar Hidalgo de Cisneros hiciese absoluta dimision del mando, acordaron, que en el momento pase una diputacion, compuesta de los Sres.
Dos razones tenía para obrar así; la primera, muy confesable, era aumentar el brillo de sus reuniones; la segunda, menos cristiana, hacer de ella la querida de su hijo. Hacía siete u ocho años que había perdido a su hijo mayor, Guy de Lerne; el segundo, Jacobo, salía de Saint-Cyr al tiempo de la muerte de su hermano. Viendo a su madre sola, dio su dimisión para vivir a su lado.
Palabra del Dia
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