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Actualizado: 9 de junio de 2025
Adonai por el diluvio se asentó... Adonai bendecir su puelbro con paz...». Aún prosiguió recitando oraciones hebraicas en castellano del siglo XV, que en la memoria desde la infancia conservaba, y Benina le oía con respeto, aguardando que terminase para traerle a la realidad y sujetarle a la vida común.
Bettina piensa en los jóvenes Turner, Norton, en Pablo de Lavardens, que dormirán tranquilamente hasta las diez de la mañana, mientras Juan recibirá este diluvio. ¡Pablo de Lavardens! este nombre despierta en su espíritu un recuerdo doloroso: el vals de la víspera... ¡Haber bailado así, cuando la pena de Juan era manifiesta!
Bruscamente, por fin, el diluvio cesó. En el súbito silencio circunstante, se oyó el tronar de la lluvia todavía sobre el bosque inmediato. Más sordo y más hondo, el retumbo del
¿Y es esa frase, que parece insignificante, la que ha provocado tal diluvio? Ciertamente... Señor cura añadió la abuela descontenta, no tiene usted corazón, sino comprende estas lágrimas. ¡Bah! respondió el cura, comprimiendo políticamente la risa, creo tenerlo un poco, aunque mis glándulas lacrimales no tengan la misma capacidad que las de Magdalena...
Bien haya aquel tabernero de Corte, que se quita de esos cuidados y es cura de su vino, que le está bautizando en los pellejos y las tinajas, y a estas horas está hecho diluvio en pena, con su embudo en la mano, y antes de mil años espero verle jugar cañas por el nacimiento de algún príncipe. ¿Qué mucho dijo don Cleofás si es tabernero y puede emborrachar a la Fortuna?
Frente á nosotros y á una inmensa profundidad de la plataforma, se extendía hasta perderse de vista, una especie de pantano sembrado de placas luminosas y que ofrecía el aspecto de una tierra abandonada por el reflujo de un diluvio. La ancha bahía avanzaba bajo nuestros pies hasta la base de las sesgadas montañas.
Las que yo compuse, y no lo quiero negar, fueron aquellas que trataron del diluvio de Sevilla; que puesto que los poetas son ladrones unos de otros, nunca me precié de hurtar nada a nadie: con mis versos me ayude Dios, y hurte el que quisiere. CHANFALLA. Señores, vuesas mercedes vengan, que todo está a punto, y no falta más que comenzar. CHIRINOS. ¿Está ya el dinero in Corbona?
La abrió, sin temer el diluvio de flechas que le dispararon; alzó a Balarán en sus brazos para que los de su bando le vieran, y en seguida, con titánica fuerza, arrojo por el aire el cuerpo inerte, que dio tremendo golpe en el despejado o en el claro abierto por la gente de guerra al apartarse horrorizada.
Sostiene con toda seriedad el beneficiado y traductor que lo hace para moralizar el mundo, el cual andaba tan pervertido en su época como en aquella edad remota en que Dios envió el diluvio universal para castigarle. Pero la divina justicia, según lo entiende el beneficiado, no gusta de repetir, sino de variar y de inventar nuevos castigos cuando hay pecados nuevos.
Hay todavía hermosas manadas, y acamparemos en las tiendas con los Cherokees... Allí verá usted potros, como no los hay en el mundo, que corren veinticuatro horas sin descansar... Pescaremos el salmón en los creeks... Hay rincones donde se cogen piezas que datan del diluvio... ¡Unos monstruos!
Palabra del Dia
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