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Actualizado: 25 de mayo de 2025
No serían mujeres si no necesitaran alguna vez estar bajo llave. Es frecuente ver dos manos flacas y nerviosas asidas a una reja, y oír la voz ronca de una desgraciada que pide le devuelvan los hijos que nunca ha tenido. Hay una que corre por pasillos y salas buscan do su propia persona. Volvamos al patio de varones pobres. Aquel día faltaba en él Rufete. Creeríase que había crisis.
Dejemos nosotros en paz á los señores Sarapamón y Dioscórides, ya que no es posible que devuelvan de lo sustraído ni una lenteja, y procedamos cronológicamente en este rápido recuento. Las conjeturas y los ensueños, no sólo deben de estar permitidos, sino que suelen ser muy divertidos.
Si los tiempos divinos en que las almas jóvenes daban modelos para los dialoguistas radiantes de Platón sólo fueron posibles en una breve primavera del mundo; si es fuerza «no pensar en los dioses», como aconseja la Forquias del segundo «Fausto» al coro de cautivas, ¿no nos será lícito, a lo menos, soñar con la aparición de generaciones humanas que devuelvan a la vida un sentido ideal, un grande entusiasmo; en las que sea un poder el sentimiento; en las que una vigorosa resurrección de las energías de la voluntad ahuyente, con heroico clamor, del fondo de las almas, todas las cobardías morales que se nutren a los pechos de la decepción y de la duda? ¿Será de nuevo la juventud una realidad de la vida colectiva, como lo es de la vida individual?
Volvería; aún serían felices los dos, comentando el infortunio presente como un mal sueño. Además, yo te ayudaré. Hay que proceder activamente para que te devuelvan tu hijo. Escribiré al rey de España. Lo conozco; almorzó en mi yate una vez que estuve en San Sebastián.
Y decía: «Que me devuelvan mi bastón... mi bastón de vuelta, ¿eh?... un bastón que tiene una chapa de plata... una chapa de plata que hace un ruido al caminar, ¿eh?»... Y luego en la agonía le ha gritado: «¡Mi bastón, mi bastón!»; y ha muerto. ¿No le parece a usted raro, Azorín? Y Azorín ha contestado: No, querido Sarrió, no me parece raro.
Verdaderamente, no era lógico. Hay momentos en que siento una alegría inexplicable: el aviso misterioso de que voy á recibir una buena noticia; la misma corazonada de los días en que llego al Casino segura de ganar... y gano. He escrito al rey de España, que se ocupa de la suerte de los prisioneros y muchas veces hasta consigue que los devuelvan á su patria.
La vida no se compone únicamente de cuestiones de dinero, y un hombre como tú no puede romper su casamiento por tal razón; pero si te es imposible retirarte desde ahora, puedes favorecer los acontecimientos obrando de tal manera que te devuelvan tu palabra. Para llegar a este resultado hay varios medios perfectamente correctos.
Palabra del Dia
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