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Actualizado: 24 de junio de 2025
Detúvose don Quijote en la mitad de su carrera, viendo que su enemigo no le acometía. El duque no sabía la ocasión porque no se pasaba adelante en la batalla, pero el maese de campo le fue a declarar lo que Tosilos decía, de lo que quedó suspenso y colérico en estremo.
La presencia del buey Apis produjo, en efecto, honda impresión en el viejo gordo, designado por Currita como ministro de Gracia y Justicia; detúvose un instante sorprendido, llamó la atención de su compañero y dialogaron breve rato, él como extrañado y suspenso, el otro como asombrado de su extrañeza.
Era él, Santa Cruz, el mismo, vestido de americana y hongo. Detúvose en la puerta buscando con la vista su carruaje. Las dos luces brillaban allá arriba. Dirigiose hacia Cuatro Caminos... Detrás, avivando el paso, el odio personificado en Maximiliano. La vía estaba solitaria. Pasaba muy poca gente, y hacía bastante frío.
Abriose la puerta, o franqueada por dentro o rota desde fuera, que esto no se sabe bien. El populacho entró. Detúvose en el vestíbulo ante una figura que estaba allí sola, imponente, inmóvil, como imagen bajada de los altares. Era el Padre Sauri, joven, flaco, pálido, valiente.
Pensó en Gonzalo, y, como si su espada fuera parte viva de su persona, pareciole sentir a lo largo del envainado acero una fruición homicida, bárbaro goce de sangre y de muerte. Detúvose un momento, y aproximose a una de las ventanas. El cuadro invariable que había contemplado tantas veces desde la infancia se manifestaba ahora con otro sentido.
Detúvose en medio de la estancia, y dijo con una voz sepulcral, terrible, que estremeció á doña Clara: ¡Estáis preparando vuestra marcha! ¡quedáos! ¡pensáis iros!... ¡iros... y con él! ¿para qué queréis partir ya, si él se quedará aquí?
No podía dar en ello por más que cavilaba, y casi casi la estaba viendo delante de los ojos. »Detúvose el coche y bajé. Sólo otra vez en mi vida había estado yo en aquella casa, ¡y en qué situación de ánimo tan diferente! Subí la angosta y larga escalera sin tomar un respiro, y llamé.
El duque, que al abrir se había cubierto con la puerta, cerró murmurando: ¡Que no olvidará la causa por que ha venido! ¡y quien le ha dado la carta de la duquesa de Gandía ha sido mi hija! ¡ese hombre! ¿A dónde tenderá el vuelo don Francisco? Detúvose de repente el duque; había sonado en la calleja ruido de espadas que duró un momento. ¿Qué será? dijo Lerma ; donde va Quevedo van las aventuras.
Al poco rato dibujose la figura de la vagabunda en lo más hondo que se podía ver del horrible embudo. Choto, después de husmear el tragadero de la Trascava, subía describiendo las mismas espirales. La Nela subía también, pero muy despacio. Detúvose, y entonces se oyó su voz que decía débilmente: ¿Señor?... Que subas te digo.... ¿Qué haces ahí? La Nela subió otro poco.
Detúvose la cabeza de la columna al entrar en la plaza, resistiendo el empujón de los que venían detrás. ¡Nadie! ¿Quién iba a ayudarles? ¿Dónde estaban los soldados que debían unirse a ellos?... No tardaron en saberlo. De una reja baja partió una llama fugaz, una línea roja disolviéndose en humo. Un trallazo enorme y seco conmovió la plaza.
Palabra del Dia
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