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Actualizado: 27 de julio de 2025
Veamos, señor; puesto que la ocasión se presenta, rompamos para siempre la sombra de hielo que ha existido hasta aquí entre los dos. Por mi parte, estoy muy dispuesto á ello. Desde luego, la señora de Laroque, sin desprenderse de un secreto que no le pertenece, no me ha dejado ignorar que las circunstancias más honorables para usted se ocultan bajo la especie de misterio de que se rodea.
Cómo me atraen y persuaden dentro de ese jardín, y luego me arrojan de él, cuando han henchido mi corazón y se va su sangre derritiendo en agua. ¡Ese pedazo de tierra es para mí el «huerto de las olivas!» ¡Dios mío! ¡Este fue para mí, el jardín delicioso que Salomón describe en su cantos; y hoy, desierto y despojado de atractivos, sirve para que en él pueda recordar mejor la muerte, con el pensamiento puesto en el Salvador del mundo, a quien me figuro con el cáliz de la amargura en la mano preparándose a desprenderse de este mundo impulsado por su divina gracia! ¡Y cuánto adoro yo a este huertecito!
La niñita lloraba sin consuelo y no podía desprenderse del turpial, que tenía apretado contra el seno, como queriendo darle su vida... Yo me paseaba como un imbécil en el puente, renegando contra mí mismo y mi estúpido sentimentalismo que me hacía pasar un mal rato por la muerte de un turpial, cuando anualmente me absorbía un sinnúmero de aves, muertas para mi uso particular, con la más perfecta tranquilidad de conciencia.
Dócil y humildemente, debemos someternos a cuantas pruebas nos envía... Como cuenta de Job la Biblia, debemos resignarnos con nuestro destino. Sin la voluntad del Todopoderoso, ni un solo cabello puede desprenderse de nuestra cabeza.
Calumnias de los belgas, que no podía escuchar tranquilamente... Y se arrojó con dramático abandono en los brazos de su hermana. El señor Desnoyers se sintió furioso contra el destino, que le obligaba á convivir con esta mujer. ¡Qué cadena para la familia!... Y las fronteras seguían cerradas, siendo imposible desprenderse de ella.
Además, doña María de la Paz Jesús, que era mujer de gran iniciativa, había concebido el proyecto de un arreglo doméstico muy conveniente para Elías y para ellas. Este proyecto consistía en que Elías tomara el piso segundo de aquella casa, el cual ellas tenían como depósito de los muebles de la grandiosa casa antigua, de que no habían querido desprenderse.
Tan luego se pone el caimán en movimiento, entran en juego las cañas; y si anda, malo, y si nada, peor, puesto que, la condición fibrosa de la caña hace imposible su rotura, y en la faena que el carnicero lagarto emplea para desprenderse de aquel enemigo, concluye por rendirle el cansancio y la fatiga.
Su mirada de gratitud para lo existente acababa por acariciar el monumento del centro de la plaza, todo erizado de alas, como si fuese á desprenderse del suelo. ¡Víctor Hugo!... Le bastaba haber oído este nombre en boca de su hijo, para contemplar la estatua con un interés de familia. Lo único que sabía del poeta era que había muerto. De eso casi estaba segura.
Y como es natural que el remedio sea más grande donde es más grande el mal, según ocurrió en la revolución francesa, si los países latinos aventajaran a los anglosajones en desprenderse completamente de ese enervante y costoso gobierno de las conciencias por el Vaticano, como lo ha iniciado la Francia, recobrarían, en el futuro, el terreno perdido en el pasado.
Lo accesible para ella era la idea primera: morirse, desprenderse de las lacerias de este mundo, y sentirse luego persona idéntica a la persona viva, gozando todo lo que hay que gozar y amando y siendo amada con arrobamientos que no se acaban nunca.
Palabra del Dia
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