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Actualizado: 27 de julio de 2025


Sentíase impregnado del indefinible perfume de la joven, y andaba con timidez, como si se hubiese adherido a su exterior algo precioso y frágil que podía desprenderse al acelerar su marcha. La dulce borrachera del amor correspondido trastornaba a Juanito.

La calle solitaria ofrecía el mismo aspecto de todas las noches. La brisa agitaba dulcemente las hojas de los árboles. Una paz solemne parecía desprenderse del espacio.

La idea de desprenderse de algo suyo por otro medio de enajenación que no fuese la compra-venta, era para él casi incomprensible. Sus limosnas tenían por esto un mérito muy superior a las de otras personas. Cuando entró en el costurero manifestaba en el rostro señales de hallarse conmovido.

Pepita le pidió que le dejase a D. Luis; que no se le llevase; porque él, tan rico y tan abastado de todo, podía sin gran sacrificio desprenderse de aquel servidor y cedérsele a ella. Terminados estos preparativos, que nos será lícito clasificar y dividir en cosméticos, indumentarios y religiosos, Pepita se instaló en el despacho, aguardando la venida de don Luis con febril impaciencia.

Varias de ellas, diríase que nos hablan por medio de extraños caracteres: tienen enlaces, roleos complicados que visiblemente indican algo. ¿Hay alguno que pueda interpretarlos? ¿Con qué palabras los traduciríamos á nuestro idioma? Presiéntese perfectamente que hoy aún existe una idea allí dentro. Uno no puede desprenderse fácilmente de aquel sitio; y por más que se abandone, allí se vuelve.

Trabajillo cuesta el desprenderse de esta sarna moral, heredada, con la cual nace uno y con la cual vive hasta que llega la hora de la liberación». «¿Qué trae usted ahí entre ceja y ceja? ¿Saco la vara? le dijo Ballester con aquella dureza que era, según él, el más eficaz tratamiento . Porque hoy me parece que venimos muy evangelísticos. Cuidadito. Ya sabe usted cómo las gasto». Pégueme usted.

Alguien temblaba misterioso, invisible y al mismo tiempo sonriente, en esta atmósfera fantástica: una fuerza sobrenatural que parecía embellecerlo todo con su contacto. La salud que llegaba. La sábana de agua que se encorvaba al desprenderse de las altas rocas despertó en su memoria ensueños anteriores.

Una atmósfera de misticismo, de iniciaciones sobrehumanas, de secretos intactos á través de los siglos, parecía desprenderse de estos montones de volúmenes polvorientos, algunos con las hojas roídas.

Cuando quiso desprenderse tenía a Martita tan fuertemente colgada del cuello, que fue necesaria la intervención de algunas señoras para lograrlo. Abrazó igualmente a todas sus amigas que lloraban a lágrima viva, mientras ella, dando ejemplo de sublime serenidad, entró alegre y sonriente en la casa del Señor, escoltada por las dos monjas. Las puertas se cerraron.

La joven luchó algunos momentos con furor; pero no pudiendo desprenderse de aquellos brazos cortos y membrudos de oso, se dejó caer al fin en el asiento, llevose las manos a la cara y rompió a sollozar. ¡Dios mío, ha sido grande el pecado, pero qué castigo tan terrible! Cinco años después. Trascurrieron cinco años.

Palabra del Dia

buque

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