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Actualizado: 10 de julio de 2025


Clavado al pié de aquel trofeo de otras victorias, procuré ver si podia distinguir algun geroglífico, á favor de los rayos de la luna, deseando probar el efecto que produciria en mi inteligencia.

Pero lo más hermoso de Fortuna eran los ojos, en donde resplandecía la inteligencia, sobre todo cuando sentado sobre sus patas traseras miraba fijamente a Juanito como deseando adivinar sus pensamientos para ejecutarlos. Una tarde el abuelo y el nieto fueron a ver una viña rodeada de almendros que se había plantado la misma semana del nacimiento de Juanito y que en el pueblo llamaban La Juanita.

El miedo nos impidió andar en contestaciones con ellos, y al punto les dimos alhajas, dinero, plata de mesa y cuanto había, deseando que se lo llevasen todo de una vez para no escuchar sus insultos.

Y don Fermín rasgó también esta carta, y en mil pedazos más que todas las otras. No acertaba a arrojar en el cesto los pedacitos blancos y negros, y el piso parecía nevado; y sobre aquellas ruinas de su indignación artística se paseaba furioso, deseando algo más suculento para la ira y la venganza que la tinta y el papel mudo y frío.

El abuelo, como quien se desprende de algo que molesta, respondió al punto y sin titubear: Primeramente, tu madre está deseando que se le muera el hijo, porque la da demasiado que hacer y cada día le ve más enclenque, más feo y más imposible; y ella no soporta hijos así ni para eso. Corriente; pero bien podía hallar insoportable a mi hermano, y no quererme a tampoco.

Los labios de la mujer quedarían detenidos ante la rejilla de madera; pero su aliento, penetrando en los oídos de amante, le agitaría el cerebro con una conmoción nerviosa, fingiéndole las ardientes caricias de la tierra cuando debía pensar en las dulzuras inefables del cielo. Su alma sufriría dos tormentos en un solo suplicio, deseando como enamorado lo que le mancillaba como sacerdote.

Bajaron todos, y me detuve deseando aislarme por breve rato para recoger mi espíritu y dar alas a mi pensamiento. Habíame paseado un poco entre la puerta y la plataforma de Capuchinos, cuando vi en la muralla una persona, un bulto negro, cuya forma y figura no podía distinguirse bien, y que se volvía hacia la playa, siguiendo con la vista a los espectadores y héroes del burlesco desafío.

Las misericordias que Dios quiso hacer con nosotros, levantando entre nos jueces i príncipes para librarnos de nuestros enemigos i angustiadores, no habiendo rei en Israel que nos pudiese librar, despues del último cautiverio de Dios, que tercera vez fué levantado por Dios en Israel, derramámonos unos á esta tierra i otros á diversas partes, donde están ellos deseando su tierra i nosotros la nuestra.

Los que hace años bombardearon la villa y hoy darían cualquier cosa por verla entre llamas, se pasean por ella, como señores. Han bajado en manadas para ver á la Virgen, con el revólver en el bolsillo, y miran á todos con insolencia, como deseando que llegue pronto el momento de matar perros liberales. El capitán mostraba prisa en irse. De quedarse en la villa tal vez se mezclase en la lucha.

Oiga usté, sió pendón respondió un caldista, asaz mugriento y desengañado , ¿piensa usté que, aunque pobres, vivimos aquí de estafar a inocentes, como hace algún señorón que yo me ? ¡Al orden, señores! gritó el presidente deseando torcer el sesgo peligroso que tomaba el debate.

Palabra del Dia

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