Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de junio de 2025
Fuera habíase recrudecido el temporal al expirar el día, y era aquello un estrépito, una descarga cerrada, un surgidero de espumarajos, la batalla entre los peñascos y las aguas. Un golpe de viento de alta mar penetraba de vez en cuando en la caleta y envolvía nuestra casa.
El dañador casi lloraba recordando la muerte del valeroso camarada, la descarga que le había hecho caer cerca de él, la alegría de los guardas, desplegados en ala como un ejército para acabar con un animal que tenía más astucia que muchos hombres, y la conducción del cadáver hasta el pueblo de El Pardo, donde le admiraron como si entrase en triunfo después de muerto.
Tal, cierto, soy: y me honrro, y honrraré dello; y para despues de muerto lo dexará testificado mi pluma, como lo ha començado a hazer, sabiendo ella q. satisfaze y descarga en ello a su dueño. No le desagradará a V. Ex.^a este reconoscimiento, pues es el q. más agrada a Dios. Y los Dioses de la Tierra, los Príncipes y Grandes, digo, deuen imitarle en esto.
A esto se redujo la primera parte del discurso de la marquesa, que fue escuchado con religioso silencio. Hubo una pausa, en que las diversas fracciones se miraron unas a otras, alerta todas, silenciosas, con la solemne expectación de ejércitos enemigos que esperan para venir a las manos el sonido de la primera descarga.
Buenas noches, madre; buenas noches, mujer dijo al entrar un hombre alto y de buen talante, que parecía tener de treinta y ocho a cuarenta años, y a quien seguía un muchacho como de unos trece. Vamos, Momo añadió , descarga la burra y llévala a la cuadra. La pobre Golondrina no puede con el alma.
Otros estaban como en acecho entre los montones de la descarga. Eran carabineros y guardianes del puerto. Sintió repentinamente el capitán un aviso de su instinto. Le seguían... Se detuvo en la sombra, pegado á un montón de fardos, y vió á unos hombres que avanzaban en su misma dirección, pasando rápidamente por el borde de la mancha roja de un foco eléctrico para no quedar bajo su lluvia de luz.
No podré olvidar jamás aquella primera descarga en el bosque, aquel tiroteo que horadaba las hojas como el granizo en abril y señalaba las cortezas de los árboles. Un conejo pasó huyendo a todo correr a través del camino, arrancando matitas de hierba con sus uñas extendidas. Una ardilla descendió precipitadamente de un castaño, dejando caer castañas aún verdes.
Allá fuera, en la calle, percibió fuerte rumor de gente; luego extraños sonidos que le dejaron yerto. El pobre don Roque no sabía que le estaban dando a aquella hora sus enemigos una regular cencerrada. Estuvo por llamar a la criada, pero temió que tales sonidos fuesen como otras veces imaginarios. Y, en efecto, se confirmó en la idea al escuchar una descarga de campanas que le ensordecieron.
Volví al Mac-Cullock para ordenar la descarga del equipaje y efectos de guerra que traía, habiendo tenido ocasión de encontrar en aquellas aguas de Cavite á varios revolucionarios de Bataan, á quienes entregué dos pliegos que contenían órdenes de levantamiento para la citada provincia y la de Zambales.
Palabra del Dia
Otros Mirando