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Actualizado: 25 de junio de 2025


Una vez me mandó que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla llamada la Giralda, que es tan valiente y fuerte como hecha de bronce, y, sin mudarse de un lugar, es la más movible y voltaria mujer del mundo. Llegué, vila, y vencíla, y hícela estar queda y a raya, porque en más de una semana no soplaron sino vientos nortes.

Era su mejor amigo; además, era español, y tenía el deber de servirle en la circunstancia más importante de su vida. Lo necesitaba como padrino de boda. El profesor quedó estupefacto al enterarse de que se casaba con la hija del jardinero. ¡Una muchacha que podía ser su nieta!... Era desafiar al destino, correr á sus años en busca de la desgracia que ya presagiaba su nombre.

Meses después la descubrieron otros viandantes en el mismo estado que si acabase de morir, pues los cadáveres se mantienen en las secas alturas de la Puna en una conservación absoluta que parece desafiar á la muerte.

Creo que se puede desafiar á todos los filósofos del mundo, á que señalen en este silogismo una proposicion falsa, ni dudosa, ó indiquen un vicio en la consecuencia, si no quieren ponerse en abierta contradiccion, por una parte con el testimonio de la conciencia, y por otra con todas las leyes de la razon humana.

Parece ser que muy temprano don Víctor llamó a Frígilis y le obligó a buscar a Trabuco para ir juntos a desafiar al burlador; Frígilis no tuvo más remedio que obedecer, porque al saber Quintanar que el otro pensaba escapar, amenazó con seguirle al fin del mundo y llamarle cobarde en los periódicos, en la calle.... Estaba furioso. ¡Claro, las comedias!

A un grito mío esa partida mañana se pondrá a mis órdenes y me servirá de escolta hasta Córdoba. Vaya usted, amigo, sin cuidadoEstas palabras de Quiroga, de que yo no he tenido noticia hasta este momento, explican la causa de su extraña obstinación en ir a desafiar la muerte.

Confieso que fué por mi culpa... No tuve constancia ni firmeza para desafiar y despreciar la opinión pública y sufrí débilmente la influencia de cobardes consejos. Me alejé un poco de esas desgraciadas señoras y cuando volví hallé la puerta cerrada y los corazones llenos de desdén... Por eso he paseado por el mundo entero mi tristeza durante diez y ocho meses, sin lograr calmarla.

En los balcones, las jóvenes gritaban hacia el interior de la casa, y salían otras apresuradamente, interesadas por el llamamiento. Fermín sonrió al notar la curiosidad y el escándalo que esparcía al andar aquella joven. Asomaban entre las blondas de su mantilla unos rizos rubios, y bajo los ojos negros y ardientes una naricilla sonrosada parecía desafiar a todos con sus graciosas contracciones.

Ignoro si esto que y puntualmente refiero llamará la atención de mis lectores; pero lo que les ha de causar sorpresa, ¡qué digo sorpresa!, asombro grandísimo, es el saber que me atreví a desafiar las iras del licenciado Lobo, del mismo Lobo de marras, no vacilando en arriesgarlo todo por esclarecer lo que tan hondamente me inquietaba.

Como el Conde no había de desafiar y matar a todo Madrid, particularmente a las mujeres, la historia de sus amores con doña Beatriz, imaginada o real, pero bordada y comentada por todos estilos, circuló por tertulias, cafés, casinos y teatros.

Palabra del Dia

rigoleto

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