United States or French Guiana ? Vote for the TOP Country of the Week !


El día, agonizante, suspiraba quizá por la luz pura que, al sonreirme amante, derramaba en mi pecho palpitante de tu mirada intensa la ternura... ¡Perdóname, bien mío! Todo, menos tu faz y mi alegría, tornábase sombrío: calló la alondra, adormecióse el río, bajó al abismo el sol, expiró el día...

El encanto se deshizo. La gran escena de dolor en que la errática niña tuvo su parte, había madurado de una vez todos sus sentimientos y afectos; y las lágrimas que derramaba sobre las mejillas de su padre, eran una prenda de que ella iría creciendo entre la pena y la alegría, no para estar siempre en lucha contra el mundo, sino para ser en él una verdadera mujer.

Al oscurecer de una tarde de octubre estaba Julián sentado en el poyo de su ventana, engolfado en la lectura del P. Nieremberg. Sintió pasos precipitados en la escalera. Conoció el modo de pisar de don Pedro. El rostro del señor de Ulloa derramaba satisfacción. ¿Hay novedades? preguntó Julián soltando el libro. ¡Ya lo creo! Nos hemos tenido que volver del paseo a escape.

Fermín Montenegro era perseguido por homicidio; su proceso seguíase aparte, pero nada perdía la sociedad con exagerar los sucesos, poniendo un muerto más en la cuenta de los revolucionarios. Habían sido condenados muchos a presidio. La sentencia derramaba cadenas con una prodigalidad aterradora sobre el mísero rebaño, que parecía preguntarse con asombro qué era lo que había hecho en aquella noche.

Su inundante palabra se derramaba sin término sobre las superficies, sin que su voz, alta y acatarrada, cambiase de tono.

Ello es que Rosalía, con la agravación del mal de su marido se acercaba moral y mentalmente a él, apretando los lazos matrimoniales. La atracción de la desgracia obraba este prodigio, y el hábito de compartir todo el contingente de la vida, así en lo adverso como en lo venturoso. ¡Y con qué celo le cuidaba! ¡Qué manos las suyas tan sutiles para curar! ¡Con qué gracia y arte derramaba el bálsamo de palabras tiernas sobre el espíritu del enfermo!

Ni por trabajar tanto por las almas de sus prójimos se descuidaba de la suya propia; recogíase muchas veces á tener oración, en el cual tiempo las copiosas lágrimas que derramaba, eran indicios de los consuelos con que Dios confortaba su espíritu.

La fuente del orgullo derramaba ahora por todo su cuerpo un goce inmenso y bravío. Sintió erguirse en la brisa, como una cresta de gallo, la pluma de su sombrero, y experimentó en los talones una extraña sensación de fuerza invencible. Hubiera querido lanzar, con toda su voz, hacia la luna, el grito de guerra de sus mayores.

El sol, que había pasado ya su meridiano, derramaba su luz sobre el ministro y hacía destacar su figura perfectamente, como si se hubiera desprendido de la tierra para confesar su delito ante el tribunal de la Justicia Eterna.

En fin, Ricardo presumía que su amada tenía más cabeza que corazón, o él no sabía lo que se pescaba. Y poco a poco y a impulso de estas dudas que andaban cerca de ser certezas, nació en su espíritu cierto desvío del amoroso recuerdo que le embargaba. Cuando pensaba en la María de otros tiempos, tan alegre, tan gentil, tan bulliciosa, solía enternecerse y derramaba lágrimas.