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Actualizado: 28 de noviembre de 2025
Antonio se rió y solamente dijo: ¡Ah! Mañana te lo presentaré. Nos apeamos de nuestras caballerías en un amplio portal, y después de las presentaciones del tenedor de libros y otros dependientes de la hacienda, en el "purgar", o sea oficina principal, subimos a tomar una ligerísima cena, para arrojarnos en seguida en los codiciados brazos de Morfeo.
Los chicos que antes tuvo el buñolero de dependientes, cual más, cual menos, todos le robaron; Pepe Maldonadas fue de fidelidad intachable.
Esta especie de herencia, o mejor, sucesión inter vivos, era muy codiciada en el cabildo y por todos los dependientes del clero catedral.
Con esto, el mísero zagalillo de las montañas de Teruel se convirtió en un aprendiz listo, aseado y trabajador, que, según las profecías de los dependientes viejos, llegaría a ser algo.
Frente al Principal, un grupo de soldados comía melones; en las puertas de las tiendas asomaban los dependientes curiosos; un corro de granujillas del Mercado jugaba a las chapas frente a los pórticos, y el resto de la plaza estaba solitario, con las aceras limpias de cestones y toldos, tostándose sus baldosas con aquella luz intensa y deslumbrante que lo caldeaba todo.
Señor: Diego de Silva Velázquez, Aposentador de Palacio, dice que de los ordinarios de su oficio se le esta deviendo un año entero que ya aporta setenta mil reales y más se le deve el año de cinquenta y tres treinta mil, y los barrenderos y oficiales de mano dependientes de su oficio no sirven ni dan recado, y lo que más es que no hay un real para pagar la leña de las chimeneas del quarto de S. M. con que esta en peligro de una gran falta.
Después, bajo Carlos III, aún resultaba más angustiosa la situación. El principado se disolvía. Los dos pueblos Mentón y Roquebrune, dependientes de Mónaco, se emancipaban de él, entusiasmados por la revolución italiana, incorporándose á la monarquía de los Saboyas. Poco después, al adquirir Napoleón III el antiguo condado de Niza, se hacían franceses.
Además, el cuarto almacén tenía la entrada por un patio, que era de los estanqueros, y éstos cuidaban de que sólo entrasen allí los dependientes del editor, con lo cual él, seguro de robos, pagaba la custodia con billetes de favor para los teatros, a que de ese modo asistía Cristeta gratis y a menudo.
El venía a Nueva York dos o tres días cada semana para despachar sus negocios que, por haber muy entendidos dependientes en su escritorio, no requerían de continuo su presencia. De aquí que la mayor parte del tiempo se le pasase en una quinta que había hecho construir a las orillas del Hudson, imitando en lo posible la traza y arquitectura del castillo de Liebestein.
Resulta pues que la simple observacion de lo que pasa en nuestro interior, nos atestigua la existencia de dos órdenes de fenómenos totalmente distintos: en el uno, todo, ó casi todo, depende de nuestra voluntad, en el otro nada; en aquel, los fenómenos tienen entre sí ciertas relaciones, pero muy variables, y sujetas en buena parte á nuestro capricho; en este, vemos dependientes los unos de los otros, y no se producen sino bajo determinadas condiciones.
Palabra del Dia
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