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Actualizado: 19 de junio de 2025
El joven la vió sacar de un pedazo de periódico, enrollados, los billetes, que puso sobre la mesa de pino que, en aquella primera habitación, llenaba, mal que mal, las funciones de escritorio: quinientos, seiscientos, mil, mil quinientos, ochocientos, dos mil, dos mil doscientos... Silencio. La tía, radiante, contemplaba el depósito; Quilito, turbado, miraba a la tía.
Por medio de estrechos pasadizos se comunicaban las diversas y numerosas estancias que allí había. Unas eran cámaras sepulcrales, otras, viviendas de las personas consagradas al culto y a la custodia de aquellos sitios; y otras, más recónditas y de más difícil acceso, escondido depósito y tesoro de preciosos exvotos y de amontonadas ofrendas.
El señor Laubepin se inclinó ligeramente. Sea dijo, pero me es imposible dejar de observar, señor marqués, que una vez hecho este pago con el depósito que está en mi poder, no les quedará por toda fortuna, á la señorita Elena y á usted, más que cuatro ó cinco mil libras, las cuales, al interés actual, les darán una renta de 225 francos.
empedernido caballero!, he estado muerta, o, a lo menos, juzgada por tal de los que me han visto; y si no fuera porque el Amor, condoliéndose de mí, depositó mi remedio en los martirios deste buen escudero, allá me quedara en el otro mundo. -Bien pudiera el Amor -dijo Sancho- depositarlos en los de mi asno, que yo se lo agradeciera.
¡Pero eso es propio de las mujeres! exclamó el contrabandista . Hexe-Baizel lo hará tan bien como yo. ¡Cómo! ¿Yo no he de disparar un solo tiro? Tranquilízate, Marcos respondió Hullin riendo ; no te faltará ocasión de tirar cuanto quieras. En primer lugar, el Falkenstein es el centro de nuestra línea, nuestro depósito y nuestro punto de retirada en caso de contratiempo.
Envía al Banco de San Jorge de la ciudad de Génova todos sus papeles en depósito, y los señores del Banco, sólo después de algún tiempo, le dan una respuesta por indicación de Oderigo; y esta respuesta, aunque amable, no prueba que el gobierno genovés se entusiasmase mucho con sus hazañas.
Dimos unos momentos de descanso á los caballos, arreglando lo mejor posible nuestro equipo, empapado en el agua que nos había regalado el rocío que la humedad de la noche depositó en las hojas del cogon. Trabajosamente y confiados en un todo al instinto de los caballos, principiamos la ascensión del famoso monte.
Basta decir que Carranza había leído cuanto salió de plumas humanas, siendo de notar que todo libro que pasase por su memoria dejaba en ella un pequeño sedimento ó depósito, aunque no fuera más grande que una gota de agua. No había fecha que él no supiera, ni nombre que ignorara, ni dato que le fuera desconocido, ni coincidencia que se escapase á su penetración y colosal memoria.
El tosió también. ¡Ah! la tos le concedió cuatro segundos de descanso: hizo un esfuerzo desesperado, tomó algunas ideas en aquel depósito que tenía en la mente, se apoderó de ellas con firmeza, y prosiguió hablando: "Allá va eso, decía la lengua interior; allá van ... las expondré de este modo ... no mejor de este otro ... no ... mejor del otro ... de cualquier modo ... ¡Oh! hay allí uno que se está riendo... Y otro que cuchichea.
Los hombres se dividen en dos clases, según la manera de dormir. Unos duermen poco, porque duermen de prisa; otros duermen mucho, o cuando menos permanecen largas horas en el lecho, porque duermen poco a poco. La cabeza, o depósito del sueño, es como una vasija con un pequeño desagüe.
Palabra del Dia
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