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Actualizado: 1 de junio de 2025
Hemos traído tanto equipaje que no podíamos encontrar nada de lo que necesitábamos, y nos era imposible dejarnos ver en el Casino en traje de viaje. ¡Naturalmente el exceso de baúles es un estorbo! repuso Diana. Si usted no hubiera traído más que uno, encontraba en seguida el vestido que necesitaba.
Voy á acortar la marcha, para no agotar inútilmente nuestras carboneras, pues no podremos llenarlas hasta Batavia. Vamos á navegar á la vela. Haga usted lo que crea conveniente, capitán. Nuestro interés es dejarnos llevar. Bajaron al salón y se dirigieron á los camarotes. Por primera vez desde hacía mucho tiempo Jacobo encontraba el lujo y la comodidad á que estaba acostumbrado desde la niñez.
Sí, señor, con usted; porque cuando yo hice esa promesa a Nieves, contaba con el balandro de usted, con la competencia náutica de usted y con la galantería de usted. Conque a ver si se atreve a dejarnos mal ahora con esta señorita y con su señor padre, que no tiene otro afán que el de complacerla.
Cotarelo, como historiador severísimo y veraz, tiene que dejarnos a media miel, sin decir como cierto lo que no está evidentemente demostrado, aunque se presuma y haya acerca de ello rastros e indicios. Siguiéndolos, voy a permitirme yo poner aquí algo muy importante de la vida de La Caramba, que el Sr.
JARIFA. De lo que yo os quiero a vos, Y vos a mí me queréis. Todos nos llaman ansí, Y nuestros padres también; Que, a no serlo, no era bien Dejarnos juntos aquí. ABIND. Si ese bien, señora mía, Por no serlo he de perder, Vuestro hermano quiero ser, Y gozaros noche y día. JARIFA. Pues tú, ¿qué bien pierdes, di, Por ser hermanos los dos? ABIND. A mí me pierdo y a vos: Ved si es poco a vos y a mí.
La abuela, consternada, nos miraba a las tres alternativamente con tal expresión de reproche, que el cura tomó el prudente partido de dejarnos para cortar la conversación. La de Ribert y Genoveva se quedaron todavía unos instantes, y cuando vieron tranquila a la abuela, se levantaron con la promesa de vernos muy pronto.
Cuando nos dejamos deslizar por la suave pendiente de la piedra y nos reunimos alrededor del almuerzo que estaba ya preparado allí mismo, nos notamos los rostros pálidos y el respirar fatigoso. Una grave pesadez nos invadía, un deseo imperioso de dejarnos caer al suelo y dormir, dormir largas horas.
Casi ella sola sostuvo el peso de una conversación que a cada momento amenazaba agotarse y dejarnos con la boca abierta. Merced a aquel esfuerzo de habilidad y de voluntad la comedia que representábamos llegó hasta el final sin decaer, y no dio margen a ningún incidente que le hiciera demasiado chocante.
462 No pude tener con Cruz ninguna conversación: no nos daban ocasión, nos trataban como ajenos como dos años, lo menos, duro esta separación. 463 Relatar nuestras penurias fuera alargar el asunto. Les diré sobre este punto que a los dos años recién nos hizo el cacique el bien de dejarnos vivir juntos.
Antes de llegar y en el mismo camino de hierro, nos recogieron los pasaportes; al apearnos, nos preguntaron nuestros nombres, nos hicieron designar el hotel adonde nos dirigíamos, y los dias que pensábamos permanecer en su recinto. Nos registraron los equipajes, y despues tuvieron la bondad de dejarnos seguir á nuestros hoteles....
Palabra del Dia
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