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Actualizado: 16 de junio de 2025


El cosmopolitismo, que hemos de atacar como una irresistible necesidad de nuestra formación, no excluye, ni ese sentimiento de fidelidad a lo pasado, ni la fuerza directriz y plasmante con que debe el genio de la raza imponerse en la refundición de los elementos que constituirán al americano definitivo del futuro.

El criado inundó su pelo de brillantina y esencias, peinándolo en bucles sobre la frente y las sienes; después emprendió el arreglo del signo profesional: la sagrada coleta. Peinó con cierto respeto el largo mechón que coronaba el occipucio del maestro, lo trenzó, e interrumpiendo la operación, lo fijó con dos horquillas en lo alto de la cabeza, dejando su arreglo definitivo para más adelante.

La salud del rey, en momentos de hondas perturbaciones y cataclismos sociales, es de una importancia fundamental. En las guerras, como en el ajedrez que es el remedo más perfecto de las batallas, el desastre definitivo está en el jaque-mate al rey.

Antes de sufrir tanto oprobio y tan honda caída, desvanecidas ya todas las esperanzas de paz honrosa, declaremos la guerra á los Estados Unidos, hagámosla con valor, y aunque nuestro triunfo definitivo parezca milagro, confiemos y creamos en que la era de los milagros no pasó todavía.

Así el mañana será ciertamente mejor que el presente; y nosotros habremos sido dignos herederos de nuestros causantes si vivimos considerando el estado actual de cosas no como algo definitivo, que debe satisfacernos, sino como algo transitorio que tenemos necesidad de mejorar.

Las rentas de España llegaron a bajar a catorce millones de ducados, mientras las del clero ascendían a ocho millones. La Iglesia poseía más de la mitad de la fortuna nacional. ¡Qué tiempos!, ¿en, don Antolín? El Vara de plata le escuchaba fríamente, como si hubiese formado un concepto definitivo de Luna y no hiciera gran caso de sus palabras.

Regresa al campo de Quiroga para arreglar el convenio definitivo; pero éste, dejándolo allí, se puso en movimiento sobre su enemigo, cuyas fuerzas, desapercibidas por las seguridades dadas por el enviado, fueron fácilmente derrotadas y dispersas.

Luego, la Pepa no se daba por vencida, y apelaría, y mientras venía el fallo definitivo, ¡cuánto tiempo más perdido! Era preciso, pues, quitar este obstáculo, dar algo a aquella mujer para que desistiera de la apelación, muy poco, una bicoca. Y bicoca fué, que se vendieron las cédulas del Banco y aun llegó a retirarse cierto depósito de reserva.

Llegada a la puerta, mojó los dedos en la pila de agua bendita, y como si no pudiera resolverse a un adiós definitivo, volvió a arrodillarse en la nave para rezar de nuevo. Por fin, dejó aquel sombrío santuario, patria de su alma, y cuando la vi marcharse sola con aquella gran pena en su juvenil corazón, tan pequeña, tan débil, no tenía ya gana de reírme de su traje. ¡Pobre niña!

Esta cancion leida en momentos solemnes en que muchas creencias flaqueaban, traducida en medio de estudios sérios que debian influir en los destinos de un pueblo, é interpretada con el auxilio de las «Palabras de un Creyente» que traían á la memoria las esperanzas de la primera edad, no dejó de contribuir en algo á robustecer mi en la doctrina de la verdad, y el triunfo definitivo de los buenos principios.

Palabra del Dia

rigoleto

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