Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
La ley, que había empezado por ser la expresión de la voluntad del pueblo, acabó por ser nada más que la expresión de la voluntad del príncipe, según la máxima de las Institutas, que sir John Fortescue declaraba en el siglo XV "completamente extraña a los principios de la ley inglesa": quod principe placuit, leges habet vigorem.
Declaraba inhabitable la población, por las familias de españoles ricos que veraneaban en ella: «Son boches en su mayoría. Yo me paso la existencia peleando. Acabaré por vivir sola.» Luego encontró á su madre: abrazos y lágrimas. Después vió á su tía Elena en un salón del hotel, entusiasmada con el país y sus veraneantes. Podía hablar largamente con muchos de ellos sobre la decadencia de Francia.
Mandaba tónicos, un régimen fortificante, ejercicio y aire libre, pero la enferma no quería oír hablar de nada de esto y declaraba que la vista de una chuleta le daba náuseas y que el más corto paseo la mataría seguramente.
Paco, sin pensar mucho en ello, y sin pensar claramente, esperaba todavía un amor puro, un amor grande, como el de los libros y las comedias; comprendía que era ridículo buscarlo y se declaraba escéptico en esta materia; pero allá adentro, en regiones de su espíritu en que él entraba rara vez, veía vagamente algo mejor que el ordinario galanteo, algo más serio que los apetitos carnales satisfechos y la vanidad contenta.
El valeroso hidalgo vivió muchos años, muchos; llegó a alcanzar el gobierno de don Luis, el nieto de Colón, y su madre la virreina gobernadora... A la hora de la muerte, al redactar en Valladolid su heroico testamento, declaraba con amargo orgullo que, pudiendo ser por sus trabajos el más rico hombre de la isla si los descendientes del Almirante hubiesen cumplido sus promesas, era el más pobre de ella, pues no tenía ni una casa en que vivir sin pagar alquiler.
En suma, que callando o hablando, al quedarme yo con el clavel, faltaba a muchas consideraciones y declaraba una cosa que no es cierta.
El testimonio de Agustín de Rojas, uno de sus contemporáneos, conviene hasta cierto punto con el de Cervantes, cuando se expresa así en su Viaje entretenido: «Digo que Lope de Rueda, Gracioso representante Y en su tiempo gran poeta, Empezó á poner la farsa En buen uso y orden buena, Porque la repartió en actos, Haciendo introito en ella, Que ahora llamamos loa; Y declaraba lo que eran Las marañas, los amores, Y entre los pasos de veras Mezclados otros de risa, Que porque iban entre medias De la farsa, los llamaron Entremeses de comedia; Y todo aquesto iba en prosa Más graciosa que discreta.
Pero un ministro colombiano, de paso para Europa, pues ni aun en Wáshington estaba acreditado, tuvo la ocurrencia de firmar con el Gabinete americano, un protocolo, por el cual Colombia declaraba satisfacerse y preferir la garantía exclusiva de los Estados Unidos.
En él el duque de Osuna, de su propio puño y letra, declaraba ser hijo suyo natural, el conocido por hijo del capitán inválido de infantería española Jerónimo Martínez Montiño, conocido bajo el nombre de Juan Montiño; le reconocía públicamente, le daba su apellido y los derechos que como á tal hijo natural suyo le correspondiesen; firmaban como testigos Jerónimo Martínez Montiño y un Diego Salgado, ayuda de cámara del duque.
El senador lo declaraba con desaliento: nadie quería enterarse de la verdadera solución del problema social. ¡Qué país!... Así andaba él. Caliéntese usted la cabeza, trabaje usted noches y noches, estudie condensando en innumerables notas toda la sabiduría del mundo, para que después le hagan a uno menos caso que a un novillero.
Palabra del Dia
Otros Mirando