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Actualizado: 2 de junio de 2025


El fugitivo, cercado en el dédalo de pasadizos, tropezando con enemigos en todas las revueltas, surgió corriendo por el extremo opuesto y continuó su carrera á lo largo del muelle. La cacería duró breves instantes al desarrollarse en un terreno libre de obstáculos. «¡Un espía!...» La voz, más rápida que las piernas, saltaba á su encuentro.

Esta ciudad, donde alternan pacíficamente aristocracia, clase media y pueblo, es una real república que los monarcas se han puesto por corona, y engarzadas en su inmenso circuito, guarda muestras diversas de toda clase de personas. La primera vez que D. Manuel Pez y yo fuimos a visitar a Bringas en su nuevo domicilio, nos perdimos en aquel dédalo donde ni él ni yo habíamos entrado nunca.

Allí se arrodilló, se echó sobre el vientre, para espiar por entre las cañas como un beduíno al acecho, y pasados algunos minutos volvió á correr, perdiéndose en aquel dédalo de sendas, cada una de las cuales conducía á una barraca, á un campo donde se encorvaban los hombres haciendo brillar en el aire su azadón como un relámpago de acero.

Salidos de la gruta para ir en busca de caza, arrastrábanse por entre las hierbas y raíces para sorprender su presa, y luchaban cuerpo á cuerpo con las más feroces bestias; á veces tenían que luchar con otros hombres, fuertes y ágiles como ellos; durante la noche, temiendo la sorpresa, vigilaban la entrada de la caverna, para lanzar él grito de alarma en cuanto advirtieran la presencia de un enemigo y tener tiempo suficiente para que las familias pudieran esconderse en el dédalo de las galerías superiores.

6 Cuál es afecto mayor, lealtad, sangre ó amor, de D. Francisco de Bances Candamo. 7 Por su rey y por su dama, del propio autor. 8 También hay piedad con celos, de D. García de Aznar Vélez. 9 El español más amante y desgraciado Macías, de tres ingenios. 10 El valor no tiene edad, de Juan Bautista Diamante. Loa y baile para la comedia de Ícaro y Dédalo.

Viró la barca, y por entre el dédalo de árboles sumergidos, fue poco a poco deslizándose hacia la luz. Chocaron con varios obstáculos, cercas tal vez de huerto, tapias arruinadas y sumergidas, y la luz iba agrandándose; era ya un gran cuadro rojizo en el que se agitaban negras siluetas. Marcaba sobre las aguas una mancha dorada e inquieta.

Otras corrientes de agua han abierto también en las cercanías rendijas secundarias tanto más profundas cuanto más abundante sea la masa líquida arrastrada. La roca recortada de ese modo acaba por parecerse á un dédalo de obeliscos, torres y fortalezas.

Magdalena no tenía ya miedo y además confiaba en de un modo absoluto; así, que no hizo la menor observación y me siguió sin temor por una senda que yo creía conocer, la cual me condujo a otra, y ésta a una encrucijada, para ir por fin a perdernos en un dédalo de caminos muy pintorescos, pero no menos desiertos.

Perdíase en un dédalo de foros y subforos, prorrateos, censos, pensiones, vinculaciones, cartas dotales, diezmos, tercios, pleitecillos menudos, de atrasos, y pleitazos gordos, de partijas.

Arrojando este último grito, que agonizó en su garganta, el anciano, inútilmente sostenido por las manos piadosas de su nieta, cayó como aniquilado en su sillón. A un signo imperioso de la señorita Laroque, salí. Hallé el camino como pude á través del dédalo de corredores y de escaleras, lamentándome vivamente de lo inoportuno que había estado en mi entrevista con el viejo capitán de L'Aimable.

Palabra del Dia

rigoleto

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