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Actualizado: 18 de junio de 2025
Más, mucho más que de su territorio, desearia apoderarme de lo que está dentro del territorio, de lo que está dentro de las ciudades, de lo que está dentro de las casas, dentro de la familia, dentro del individuo; de esa sombra que le acompaña, de ese centinela invisible que le custodia, de ese misterioso y terrible poder que le defiende; la palabra, la inteligencia.
En él estoy yo, y nada: me encuentro lo mismo que cuando no bajaba de las Claverías. Nosotros los Villalpando somos de hierro: por algo descendemos de aquel famoso Villalpando que hizo la reja del altar mayor y la Custodia y un sinnúmero de maravillas. Debía ser un gigantón, a juzgar por la facilidad con que retorcía y moldeaba toda clase de metales.
Don José consideraba como su obra maestra un robo que hizo en una iglesia de un pueblo de América, de la que se llevó una custodia, varios cálices y coronas. Después de verificar esta bella sustracción con una maravillosa habilidad, don José llamó en casa del juez, denunció el hecho, dió una pista falsa y se fué del pueblo sin que nadie le molestara.
Ya en el templo, dirigióse á uno de los altares, y cogió una custodia, que era de plata y de gran mérito, dejando la Sagrada Forma sobre la mesa del altar, y huyendo luego, sin ser visto de quienes pudieran capturarlo.
Y se calló; entonces se precipitaron sobre él, lo agarrotaron, y tres días después estaba en Cádiz, en la prisión de San Augusto, bajo la custodia de un batallón de milicianos.
Vagaba á la sombra de los árboles, resbalando sobre el fresco césped, cuando vió que se acercaba una pastora, guiando dos docenas de ovejas con alguno que otro cordero, y un perro que le servía de custodia y compañía. La pastora se ocupaba, andando, en tejer una corona de flores que traía en la falda, y era tanta su hermosura, donaire y elegancia, que la pluma se quedó absorta.
Les bastaba con saber que aquella vida de paz y de miserable sumisión en que habían estado hasta entonces no era inmutable, que ellos tenían derecho a más, y los humanos deben rebelarse ante la injusticia y la imposición. Don Antolín, que conocía bien el rebaño confiado a su custodia, no tardó en percatarse del trastorno moral. Adivinaba en derredor de su persona la hostilidad y la rebeldía.
En miércoles 13 de Diciembre del referido año de 1504 «se platicó sobre lo de la custodia de la forma que se a de acabar ... e determinóse quel señor arcediano de sevilla e los otros señores beneficiados que se fallaron presentes quando se platicó sobre esto con el Rmo. Sr.
Levantando la cortinilla, buscó un momento en el misterioso, santo y venerado hueco... ¡Oh!, no había nada. Busca por aquí, busca por allí y nada... Acordose de que no era aquel el sitio donde está la custodia, sino otro más alto. Subió al altar, puso los pies en el ara santa... Busca por aquí, por allí... ¡Ah!, por fin tropezaron sus dedos con el metálico pie de la custodia.
De todos los elementos superiores de la existencia racional es el sentimiento de lo bello, la visión clara de la hermosura de las cosas, el que más fácilmente marchita la aridez de la vida limitada a la invariable descripción del círculo vulgar, convirtiéndole en el atributo de una minoría que lo custodia, dentro de cada sociedad humana, como el depósito de un precioso abandono.
Palabra del Dia
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