Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de octubre de 2025
Acaso hay otros muchos príncipes mas desgraciados. Yo á la verdad no he perdido mas que cien carneros, y voy á descansar de mis fatigas en brazos de Cunegunda. Razon tenia Panglós, amado Martin, todo está bien. Sea enhorabuena, dixo Martin.
Obedeció este, y se quedó el gobernador á solas con la baronesita; le manifestó su amor, previniéndola que el dia siguiente seria su esposo por delante ó por detras de la iglesia, como mas á Cunegunda le potase. Pidióle esta un quarto de hora para pensarlo bien, consultarlo con la vieja, y resolverse.
Al levantarse de la mesa, llegáron á la misma posada quatro Altezas Serenísimas que tambien habian perdido sus estados por los acasos de la guerra, y venian á pasar lo restante del carnaval á Venecia; pero ne se informó siquiera Candido de las aventuras de los recien-venidos, no pensando en mas que en ir á buscar á su amada Cunegunda á Constantinopla. Del viage de Candido á Constantinopla.
La señora baronesa que pesaba unas catorce arrobas, se habia grangeado por esta prenda universal respeto, y recibia las visitas con una dignidad que la hacia aun mas respetable. Cunegunda, su hija, doncella de diez y siete años, era rolliza, sana, de buen color, y muy apetitosa muchacha; y el hijo del baron en nada desdecia de su padre.
Presto volvió la vieja, sustentando con dificultad del brazo á una muger que venia toda trémula, de magestuosa estatura, cubierta de piedras preciosas, y tapada con un velo. Alza ese velo, dixo á Candido la vieja. Arrímase el mozo, y alza con mano tímida el velo. ¡Qué instante! ¡qué pasmo! cree que está viendo á su baronesita, á su Cunegunda; y así era la verdad, porque era ella propia.
Las tropas del rey de España serán recibidas con brío, y yo salgo fiador de que se han de volver excomulgadas y vencidas. La Providencia le ha traído á vm. aquí para favorecernos. Pero ¿es cierto que está mi querida Cunegunda aquí cerca en casa del gobernador de Buenos-Ayres? Candido le confirmó con juramento la verdad de quanto le habia referido, y corriéron de nuevo los llantos de entrámbos.
Verdad es que Cunegunda era muy fea, pero hacia excelentes pasteles; Paquita bordaba, y la vieja cuidaba de la ropa blanca. Hasta fray Hilarion sirvió, que aprendió con perfeccion el oficio de carpintero, y paró en ser muy hombre de bien. Panglós deeia algunas veces á Candido.
Desmayóse Cunegunda; y quando volvió en sí, le dió la señora baronesa una mano de azotes; y reynó la mayor consternación en la mas hermosa y deleytosa quinta de quantas exîstir pueden. De lo que sucedió á Candido con los Búlgaros.
Cunegunda se postró á sus plantas, y las bañó en llanto, pero fué en balde. ¡Fatuo, sin seso, le dixo Candido, te he librado de galeras, he pagado tu rescate, y el de tu hermana que estaba fregando platos, y que es fea; soy tan bueno que quiero que sea mi muger, y todavía quieres tu estorbármelo! Si me dexara llevar de la ira, te matara segunda vez.
Así decia la vieja con toda aquella autoridad que su prudencia y sus canas le daban, y miéntras estaba aferrando áncoras un navichuelo que traía un alcalde y dos alguaciles; y era esta la causa de su arribo. No se habia equivocado la vieja en sospechar que el ladron del dinero y las joyas de Cunegunda en Badajoz, quando venia huyendo con Candido, era un frayle Francisco de manga ancha.
Palabra del Dia
Otros Mirando