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Actualizado: 31 de mayo de 2025
-No más, señor -dijo Sancho-: yo soy un pobre escudero y no puedo llevar a cuestas tantas cortesías; suba mi amo, tápenme estos ojos y encomiéndenme a Dios, y avísenme si cuando vamos por esas altanerías podré encomendarme a Nuestro Señor o invocar los ángeles que me favorezcan.
Tanto osamos escribir, y se nos vino la casa a cuestas... Hasta de mal patriota nos acusó un quechuista; y un señor Pacheco Zegarra, entre otros cultos piropos, nos llamó ignorante y charlatán. Con razones de ese fuste nos dimos por convencidos de que habíamos estampado un disparate de a folio.
Y despues de despedirse de su amigooó se alejó tosiendo y haciendo sonar sus pesos. Camaroncocido, con su indiferencia de siempre, continuó vagando acá y allá con la pierna á cuestas y la mirada soñolienta. Llamaron su atencion la llegada de fisonomías estrañas, venidas de diferentes puntos y que se hacían señas con un guiño, una tos.
Al fin aceptaron, exigiendo únicamente que el gigante saliese con su nuevo vestido de hombre, para que la muchedumbre se convenciera de que se habían cumplido las órdenes gubernamentales. Una larga fila de cargadores entró en la Galería llevando á cuestas el nuevo traje, enrollado como un gran toldo. Rió Gillespie cuando estos atletas lo extendieron bajo su vista.
¡Ah! vida infame murmuró con un quejido de dolor, ¡cuánto me cuestas! ¡déjame, no quiero nada de ti, te desprecio! la mano me ha temblado, ¡qué cobarde soy!
Los que hemos nacido para soldados, a llevar a cuestas la mochila del trabajo, sin pensar en insurrecciones ni en hacer fuego por la espalda sobre los jefes. Tú, que has nacido para oficial, a coger pronto los galones y a ver si algún día pescas la faja. Maltrana sonreía escuchando a su padrastro.
Compadéceme, Fermín gritaba don Pablo. Ten lástima de la cruz que llevo a cuestas. El Señor ha derramado todos sus dones sobre su indigno servidor, que soy yo. Tengo riquezas, una madre que es una santa, esposa cristiana e hijos obedientes; pero en este valle de lágrimas, la felicidad no puede ser completa.
Ramiro pensó con religioso espanto en las cuestas del eterno castigo que los réprobos tienen que trepar con los pies y con las manos, para caer de nuevo en las ondas inflamadas, y volver a trepar y a caer sin perdón y sin tregua, indefinidamente. Sentose sobre un peñasco. El río se deslizaba a una hondura terrible entre rocas herrumbradas y fieras.
40 Hirió pues Josué toda la región de las montañas, y del mediodía, y de los llanos, y de las cuestas, con todos sus reyes, sin quedar nada; todo lo que tenía vida mató, de la manera que el SE
34 Y unos daban voces de una manera, y otros de otra manera en la multitud; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, mandó llevarle a la fortaleza. 35 Al llegar a las gradas, aconteció que fue llevado a cuestas de los soldados a causa de la violencia del pueblo; 37 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dice al tribuno: ¿Me será lícito hablarte algo?
Palabra del Dia
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