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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Algunos de sus camaradas de círculo, alucinados por su imperturbable aplomo y sus grandes bienes de fortuna, concluyeron por considerarlo cual un espíritu fuerte de primera magnitud, y él mismo acabó por creerlo así también.
Sin creerlo en absoluto necesario repuso ella, paréceme, sin embargo, que la juventud no estaría de más... La juventud es la que hace resaltar las cualidades morales y las hace fecundas.
¡Otra vez! exclamó la abuela con alguna impaciencia. ¿Soy yo, a mi edad, quien debe recordarte las ilusiones de la tuya?... Dios mío, qué desabridas y singulares son esas muchachas... No es culpa mía. La desilusión y la singularidad están en el aire que se respira. Empiezo a creerlo replicó la abuela descontenta.
¿Pero qué está usted diciendo... señora?... No, yo no digo nada. Me repugnaría, puedes creerlo, manejar esos fondos. ¿Pero qué fondos, ni qué...? Usted está soñando. Vaya... si pretenderás que me trague yo esa rueda de molino más grande que esta casa. ¡Si me querrás hacer creer que no te da...! ¡A mí!
A medida que adelanta el hombre en sagacidad de observacion y fuerza y delicadeza de instrumentos, descubre nuevos misterios, y ve que las barreras que él creía un non plus ultra, se retiran mas allá, en la inmensidad de un océano. ¿Las alcanzará algun dia? ¿Podrá dar la vuelta á ese mundo científico? ¿Está reservado al porvenir un conocimiento de la íntima naturaleza del sujeto de esa infinidad de fenómenos que nos asombran? difícil es creerlo.
»Olga, ¿por qué lloras? le digo. Todo queda arreglado ahora. «Pero he ahí que yo también, gran tonto, me pongo a llorar como un niño. »Perdóname, Roberto dice su voz en mi oído. Mucho te he hecho sufrir, pero nunca más lo haré, nunca más. »¿Y ahora me amarás? pregunto, pues todavía no puedo creerlo.
¡Quisiera creerlo! dijo Sorege con voz sorda. Tiene usted menos sencillez de espírtu ó menos indulgencia que el señor de Tragomer, porque él admite la inocencia de su amigo. El conde inclinó la cabeza con tristeza. Tragomer tiene muchas razones para querer que Jacobo sea inocente; por eso afirma lo que desea... ¿Qué razón es puede tener que usted no tenga?
Falta que sea verdad lo que cuentas dijo la víctima defendiéndose. Tú podrás creerlo o no creerlo, como un enfermo puede tomar o no la medicina que el médico le da. Porque esto es la medicina de tu conciencia. ¿Quieres otra? ¿Quieres el nombre de la que te ha robado lo que tú robaste? Pues te lo voy a decir.
Yo no quiero ponerlo en duda; pero no extrañe usted que me cueste trabajo creerlo, porque ¡me han contado tales horrores de la aldea!... Ya se conoce que usted no ha vivido en el campo. ¡Yo vivir en el campo! La idea solamente me hace temblar. Pues crea usted, señora, que no hay motivos para ello. ¡No diga usted que no, por Dios!
El hilo se había roto y la espada de Damocles me cayó sobre el corazón. ¡Qué poco sentido común el de ese rey! ¡Atar una espada de tanto peso con un hilo tan débil! ¿No dice la historia que fue de un cabello? estoy por creerlo. Sin duda alguna, yo esperaba esta revelación, pero mientras los hechos no se verifican, ¿qué criatura humana no abriga en el fondo de su corazón un poco de esperanza?
Palabra del Dia
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